Muchas personas están escribiendo sobre cómo será el futuro después de la plaga que nos azota. Hacen análisis más o menos fundamentados sobre lo que creen que sucederá cuando todo esto pase o sobre cómo será el mundo dentro de unos meses cuando podamos doblegar al virus maligno que está matando a tantos de nuestros mayores y no tanto en todo el mundo.
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La lógica que siguen estos análisis es muy sencilla. El devenir histórico es algo totalmente ajeno a nosotros, la vida lleva su propia dinámica independientemente de lo que hagamos y nuestras actuaciones no influyen en lo que sucede a nuestro alrededor. Prever por donde van a ir las cosas nos permite adaptar nuestro comportamiento a las circunstancias, estar más seguros de tener un comportamiento adecuado.
Intentar saber qué va a suceder aplicando nuestras teorías racionales a lo que vemos en estos momentos nos da seguridad, nos aporta una falsa sensación de control que nos va a permitir reducir nuestras dudas y nuestra inseguridad. A partir de la expectativa que nos creamos, podemos deducir cuáles tienen que ser nuestras opciones presentes para prepararnos para lo que viene.
Mi visión en este grupo de artículos que titulo “Transformar desde la pandemia” es totalmente diferente. Asumo desde el principio que la vida es continuo cambio, es pura incertidumbre, nuestras seguridades sobre el futuro son nulas ¿Quien podría haber previsto lo que estamos viviendo hace tan solo cinco meses?
Nuestra única seguridad es que el mundo y nuestra vida serán distintas cuando salgamos de nuestro encierro. Pero esto ya lo sabíamos antes, aunque no hubiese existido esta plaga el mundo y nuestra vida no habría dejado de cambiar. Nuestra única certidumbre es que todo cambia y que vivimos en la incertidumbre.
Muchas enseñanzas
La pregunta que me voy a realizar no es cómo va a ser el mundo después del virus, sino cómo queremos que sea. Este tiempo de encierro nos puede traer muchas enseñanzas si sabemos escuchar, si estamos atentos a lo que nos transmite. Por ello, creo que es mejor olvidarnos de intentar ser adivinos (fallaremos estrepitosamente sin remedio) para pasar a imaginar como podemos transformar nuestra realidad a partir de lo que estamos aprendiendo.
En este grupo de artículos no vamos a intentar prever el futuro, sino a dar sugerencias sobre cómo construirlo a partir de lo que aprendemos en nuestro encierro. Entre todos podemos ser constructores de futuro y no simplemente personas que se adaptan a lo que sucede.