JUEVES. Insisten en colocarle en todas las quinielas y no está en ninguna. Ya le dan por entregado el báculo y la mitra, y él sabe que no serán suyos. Ni los quiere ni los espera.
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SÁBADO. Estoy intranquilo. Asuntos pendientes. Esos que no dependen de uno. De los que exigen saber que uno siembra, pero no está en su mano saber qué se mueve por debajo de la tierra y desconoce cómo y cuándo dará fruto. Si es que germinará. Marivi no me da respuesta al problema. No está en su mano. Pero sí cómo afrontarlo. “Pido al Espíritu que nos enseñe la sencillez de Jesús”. Así sea.
DOMINGO. Saco un rato para intentar rematar la tercera temporada de La Casa de Papel. Cuando uno se mete tanto en la trama de una serie, como en una novela, se siente con tanto poder sobre la historia que es capaz de discutir el giro que hace el escritor con un personaje al que tú le llevarías por otros derroteros para salvarle de la quema. Es la vida. La obsesión que en ocasiones tenemos de marcarle el destino al que tenemos al lado porque consideramos que lo mejor para él es lo que nosotros vemos como mejor para él. A costa de su libertad. A Dios sí le importa. Cada uno, protagonista y relator de su propio guión. Vital y vocacional.
MARTES. Hace falta tanta ayuda económica, que el otoño amenaza con ahogar a los últimos de la fila del paro. Pero me cuentan que también se echan en falta más manos en algunas Cáritas diocesanas. No les recrimino falta de compromiso a los millennial, pero quizá sí ha faltado esa pedagogía y catequética en una pastoral donde el empeño por hacerle a uno descubrir su vocación personal e intransferible ha dejado a un lado ese ser para los demás, para esos otros que no tienen ni tendrán ese derecho a discernir. La actual falta de voluntarios en las ONG es un examen de conciencia para quien planea las catequesis, las pascuas, los retiros y los ejercicios para jóvenes.
MIÉRCOLES. El presidente del Parlamento Europeo se planta en la iglesia de San Antón para conocer de primera mano el trabajo del padre Ángel en Mensajeros de la Paz. Agenda prioritaria en su viaje para asistir al acto civil por las víctimas del coronavirus. Insólita visita, cuando pocos líderes políticos de la esfera nacional se han dejado caer por la calle Hortaleza.