Los rumores
Desde enero se suceden los comentarios sobre el posible destino del arzobispo Georg Gänswein tras la muerte de Benedicto XVI. En puntuales encuentros con el papa Francisco el todavía ‘nominalmente’ prefecto de la Casa Pontificia de la Santa Sede ha informado del desarrollo de sus gestiones como albacea de la herencia del pontífice emérito. El siguiente punto en el orden del día –indiscreto libro de memorias aparte– ha sido el destino del secretario privado del Papa alemán.
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En los días pasados el propio Gänswein había comentado en unas declaraciones que en torno a Pentecostés acordarían finalmente el destino del prefecto según había quedado con Francisco. Un destino que, en ningún caso, parece pasar por una nunciatura. “Fake news”, recalcó el arzobispo sin necesidad de hacer mucho más comentario de informaciones al respecto.
Estas declaraciones de Gänswein ha encontrado eco en otras declaraciones del papa Francisco al periodista del diario argentino ‘La Nación’ Joaquín Morales Solá a quien le ha relatado que es una transición normal que el antiguo secretario del papa Ratzinger vaya a Alemania como el secretario de Juan Pablo II que fue nombrado arzobispo de Cracovia o se quede en Italia –por lo tanto, fuera de la muralla leonina–.
La alternativa
El nombramiento de obispos en Alemania tiene muchas variables históricas en función de los distintos concordatos y tradiciones. Mientras el Papa pone libremente los obispos en Baviera, hay otras diócesis que presentan diferentes ternas a través de algunos organismos que cuentan con ese privilegio –algo que ocurre en menor medida en alguna diócesis italiana–.
Mas allá de este primer obstáculo de procedimiento para volver a su tierra, está el hecho de la recepción que tendría por parte de sus hermanos en el Rpiscopado. Con la aplicación del Camino sinodal en marcha, la presencia de Gänswein puede que no sea un buen impulso para los planes de la Conferencia Episcopal. Aunque, en este tema, no sabemos tampoco si el arzobispo será el mayor defensor de la tutela que los organismos vaticanos están haciendo a las resoluciones de esta asamblea. En cualquier caso, un arzobispo alemán recién llegado no podría estar mucho tiempo sin tomar postura respecto a algunas de las decisiones adoptadas.
Mientras, el mapa de Italia está plagado de diócesis por mucho que en unas cuentas se están uniendo casi de facto con la fórmula del ‘in persona episcopi’. Los posibles traslados, renuncias por edad y demás variables abren muchas quinielas de posibilidades. Siendo arzobispo italiano tendrá la posibilidad de interpelar, al menos, una vez al año al papa Francisco cuando participa en la plenaria de la Conferencia Episcopal. Una asamblea en la que es posible que encuentre mayor respaldo que en la de su Alemania natal. Pentecostés este año cae el 28 de mayo.