JUEVES 13. Funeral de Anastasio Gil. “Hasta el último suspiro con las misiones”. Lo certifica el cardenal Osoro, que le acompañó. Sorprendido por su confianza hasta el final. La catedral de la Almudena, llena. Con pocas mitras por metro cuadrado, pero sí repleta de los misioneros por los que se peleó. Y con los trabajadores de OMP, esos a los que un inagotable José María Calderón les agradeció su implicación “en estos momentos difíciles”, ante un Domund que se quedará, al menos este año, algo huérfano.
SÁBADO 15. Formación en acompañamiento. Enric Puiggròs. Jesuita. “Destruir es mucho más fácil que construir: en una semana podemos destruir afectivamente lo que hemos construido en un año. Pero podemos empezar de cero otra vez”. Material sensible, delicado. Pero también el más gratificante, cuando encuentra su lugar en el mundo. Y en la Iglesia. Acompañar, no dirigir. También en esto, pocos son los llamados y muchos los que se sienten lamentablemente elegidos.
DOMINGO 16. Los jóvenes y las mujeres, primero. O no, cuando uno repasa la recién publicada lista de participantes en el Sínodo. Aunque sorprenda, y para bien, descubrir rostros como el de la jesuitina María Luisa Berzosa. Valiente y aterrizada. Sabe de lo que se habla. Más nombres. Profano en la materia de la fontanería sinodal, me adentro en la llamada ‘Commissione per le Controversie’ que liderarán Versaldi y Sclicluna, expertos en aceptar lodazales, salir airosos y acometer la correspondiente limpieza. Designación que tranquiliza, porque no tiene pinta de que aquellos que buscaron sabotear el Sínodo de la Familia se vayan a quedar de brazos cruzados en este mes de octubre.
LUNES 17. Chubascos en alguna que otra nunciatura. Quienes apuntan a Francisco miden bien el tiro y saben que embestir al secretario de Estado no estaría de más. No tienen motivos. No han encontrado nada que pueda ni siquiera hacerle temblar lo más mínimo. Aun así, están buscándole las cosquillas.
MARTES 18. Jornadas de Teología de Comillas. Julio Martínez toma la palabra. “Acabar con el divorcio entre teología y pastoral, entre fe y vida, ha sido una de las grandes aportaciones del papa Francisco”. Pero no sé yo si a pie de algunas facultades se ha fraguado la reconciliación. O se sigue divisando el horizonte desde un despacho con aire acondicionado al gusto del investigador.