JUEVES 8. Presentación del libro de Luis Fernando Vílchez. ‘Fronteras en el aire’. Sus relatos rasgados para el programa de Radio Nacional, con melodía de fondo. Escenarios grises a los que da algo de luz sin ignorar sus sombras. Solo se consigue cuando se bucea. Con o sin bombona. Lamentablemente, no se estila. “Hoy surfeamos mucho y ahondamos poco”, apostilla el autor. Alejandra Vallejo-Nágera toma la palabra. Nos invita a cerrar los ojos en dos instantes. El primero, para imaginarnos escenas terribles que nos podrían suceder a lo largo del día. Después, a imaginarnos buenas nuevas para el mismo espacio. Diagnostica que lo habitual es que lo malo brote con más facilidad. Vílchez dice en público ser una excepción. Yo no lo digo, pero también debo ser de la cofradía de los optimistas. O mejor, de los esperanzados.
VIERNES 9. Mientras hay quien da por hecho una y otra vez que ya tiene destino, me reiteran que se queda donde está. Menos movimiento. Menos ruido. Ya se abrirá otro camino. Antes o después. Quinielas sin sentido. Lo que tenga que ser, será.
SÁBADO 10. Valladolid. Capilla de San José. En familia. Bodas de oro de Antonio Pelayo como sacerdote. Mimo en cada detalle. Con una coral que mece el Padrenuestro. Humor en cada gesto. Y perseverancia vital. Maestro sin buscar ni anhelar cátedra académica. Porque el birrete del periodismo se gana en la calle. El del sacerdote, en parte, también. “Vivir solo es una gran equivocación, y para un sacerdote es el mayor error que se puede cometer. El sacerdocio, si no es para los demás, no tiene razón de existir”. A Antonio no le faltan razones. Familia, amigos y esa silenciosa capellanía a las Hijas de María Inmaculada. Sacerdote y corresponsal vaticano. Rara avis hoy. Vocación y profesionalidad ajenas a clericalismos y loas curiales que se esfuman como el humo de esos puros que Pelayo saborea como pocos.
DOMINGO 11. Parroquia de San Manuel y San Benito. De repente, Pedro Langa. Sus feligreses no pueden acusarle de improvisar o irse por los cerros de Úbeda en la homilía. Precisión en la exposición, pasión en la oratoria. Langa se queda a las puertas del Retiro para regalar titulares teológicos: “Las curaciones de Jesús no son objetivo, sino signo”. Y para acercar a figuras como la de Albert Schweitzer, el médico y músico protestante que luchó contra la lepra y, sin buscarlo, se convirtió en el precursor del universo de las ONG. Ecumenismo solidario.