MIÉRCOLES. Encuentro de periodistas en la diócesis de Getafe. Celebración anticipada de San Francisco de Sales. Con Luis Argüello al frente. Homilía para elegir: ¿El ‘sabbath’ judío o el sábado del sepulcro vacío? En el diálogo posterior, otra encrucijada. “Hoy hay tensión entre los hermanos que se sitúan en los extremos: unos gritan ‘novedad, novedad’ y otros ‘fidelidad, fidelidad’”. Creer entre dos aguas. “Es fácil de decir en lo teórico, pero complejo a la hora de vivirlo”, admite el secretario general. Consuelo.
JUEVES. Por la mañana. Premios CEU Ángel Herrera. Inma Shara, Marco Frisina y Paco Arango. Entre otros. Por su ser cristianos en la cultura y en lo social. La directora de orquesta se lanza: “Llevo con orgullo mis valores cristianos: el compromiso con los demás, la honestidad y la coherencia”. El credo en la batuta.
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Por la tarde, presentación de un libro que es homenaje. Un año sin Juan de Isasa.El que dejó rematado antes de irse. ‘Los más bellos textos de la Biblia’ (PPC). “Para él, la Biblia no era un libro del pasado sino del presente”, comenta su sobrina Rocío. Para la galería, y no sin razón, el presidente que internacionalizó SM. Para Luis Alberto de Cuenca, y quienes le trataron sin cargos en la solapa, “el marianista que nos hizo mejores”.
SÁBADO. Zaragoza. Cursillos de Cristiandad. Corrillos de unos y otros alrededor de Don Vicente. Los unos, de todas las provincias aragonesas. Los otros, de su patria chica soriana. Se le quiere. Y mucho. Él corresponde a tanto laico comprometido: “Tenemos que caminar juntos laicos, consagrados, sacerdotes y pastores”.
LUNES. Sorrentino se queda corto. No por la obsesión por vincular sexo y clero. Sino por los vericuetos de determinadas conspiraciones. Existen. Una carta y un libro que rebasan toda ética. De nuevo, apuntar al peón para derrocar al rey. Morir matando.
MARTES. El Papa estrena secretario personal. Gonzalo Aemilius. En cuanto leo el apellido, le identifico. Primer Ángelus de Francisco. 18 de marzo de 2013. Francisco decide acercarse a la parroquia de Santa Ana. Entre la multitud reconoce a un cura. Rompe todos los cordones de seguridad. Abrazo de amigos. Horas después, hablo con Aemilius. “Bergoglio es el pastor que no se olvida de las ovejas”, me asegura. Han pasado casi siete años. No solo no las olvida, sino que las recupera para su redil.
