Rafael Salomón
Comunicador católico

Rescatados por el amor de Dios


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Disfrutaba de una caminata por la playa, atardecía, y no es necesario mencionar la hermosura que nos ofrece la creación en esos momentos. Mientras avanzaba, algo llamó mi atención, un lazo que sobresalía de entre la arena, era un trozo de red, esos de los que usan los pescadores para su actividad, era un hilo largo, seguramente fue cortado porque se había enredado y terminó ahí entre la arena.



Esto me hizo pensar que a veces en nuestra vida debemos limpiar las redes y de ser necesario cortar algunos de estos trozos para continuar con nuestra actividad. Levanté aquel pedazo de red y después de quitarle la arena e impurezas, decidí darle un nuevo uso, con un par de vueltas y unos cortes quedó una pulsera un tanto original, su color amarillo le daba esa ‘vista’ estética ¡me alegró el resultado!  Especialmente porque aquel trozo de red, volvía a ser útil.

“La misericordia de Dios es tan maravillosa”

Seguramente estaba destinado a perderse en el mar y quedar como desecho; pero, debido a una sencilla acción de mi parte, ese objeto ahora tiene una nueva función. Así somos rescatados por el amor de Dios, cuando creemos que ya no hay esperanza o que todo está perdido, así sin más, el amor de un Padre llega a nuestras vidas para recordarnos que podemos ser y hacer algo que nos hará brillar y resplandecer.

No importa lo que hayamos hecho o cómo nos hemos comportado, la misericordia de Dios es tan maravillosa y única, que nos da nueva vida, nuevas oportunidades y volvemos a creer en la esperanza.

Hombre y naturaleza

Hombre y naturaleza. Foto: Cathopic

Quienes han pasado por grupos de ayuda lo saben muy bien, esas personas daban por hecho que ya no se podía hacer nada con su existencia y sin embargo, ahora pueden mirar hacia atrás y darse cuenta cómo el amor de Dios los rescató y les devolvió una nueva oportunidad, cambiando esquemas en sus vidas. Dios siempre nos ofrece nuevas oportunidades y de ninguna manera ‘desecha’ a nadie.

Al contrario, siempre con amor, paciencia y cuidado, se acerca a nosotros para recordarnos que las situaciones por muy complicadas que sean, seremos tomados con un amor único.

 Jesucristo puede cambiar nuestro propósito

En tiempos de Jesús, los pescadores israelitas tenían que saber qué tipo de peces podían pescar y qué tipo de redes utilizar, necesitaban el conocimiento para encontrarlos. Los peces suelen estar en las zonas donde las condiciones del agua son mejores para ellos y donde hay suficiente alimento. Era información muy valiosa para desempeñar su trabajo y lo mismo pasa en la evangelización, debemos conocer dónde debemos lanzar las redes.

“Jesús iba caminando por la orilla del Lago de Galilea, cuando vio a dos hermanos: uno era Simón, también llamado Pedro, y el otro Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red al agua. Jesús les dijo: —Síganme, y yo los haré pescadores de hombres. Al momento dejaron sus redes y se fueron con él. Un poco más adelante, Jesús vio a otros dos hermanos: Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en una barca arreglando las redes. Jesús los llamó, y en seguida ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron”.  Mateo 4, 18-22.

Esta pulsera me recordará por un buen tiempo que las redes no son sólo para pescar, sino también para reflexionar acerca de su uso, en este caso, fue para confirmar que el pescador del hombre: Jesucristo, puede cambiar nuestro propósito y transformar nuestra existencia, dándole un nuevo rumbo y sentido a la vida.