“Se está extendiendo la conciencia de la necesidad de una ‘responsabilidad social’ más amplia de la empresa. Aunque no todos los planteamientos éticos que guían hoy el debate sobre la responsabilidad social de la empresa son aceptables según la perspectiva de la doctrina social de la Iglesia” (Caritas in veritate 40).
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El concepto de Responsabilidad Social de la Empresa ya es clave en el funcionamiento de muchas empresas. La concepción economicista de la empresa produce dilemas éticos en los que se enfrentan los intereses de trabajadores, clientes, sociedad y entorno natural con la búsqueda prioritaria del beneficio por parte de los propietarios o accionistas de una compañía.
El predominio de las ganancias sobre los otros intereses ha desembocado históricamente en comportamientos socialmente indeseables, lo que conlleva un descrédito social de las empresas. Todo ha hecho que surgiera lo que se denominan políticas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) o Corporativa (RSC). Estas políticas intentan integrar, de una manera voluntaria, las preocupaciones sociales y medio-ambientales en sus operaciones comerciales y en sus relaciones con clientes, proveedores, administraciones públicas, trabajadores, etc.
Tres motivos
La RSE tiene carácter voluntario y se lleva a cabo por tres motivos principales:
- La presión de los clientes, la sociedad o los proveedores que amenazan con dejar de trabajar con esa compañía si no mejora su comportamiento.
- La RSE se ve como una estrategia para incrementar los beneficios, sobre todo porque da una imagen de marca o de empresa que resulta positiva para la cuenta de resultados.
- Por convencimiento y verdadera responsabilidad social.
En estos momentos la mayoría de las empresas implantan políticas de RSE por las dos primeras causas. En ambas la prioridad principal es la consecución del máximo rendimiento en la empresa. Las políticas de RSE son tan solo una estrategia para evitar que este se reduzca o lograr que se incremente.
Por ello, muchas de las empresas que tienen políticas de RSC modélicas según los estándares habituales, diferencian claramente entre el objetivo de lograr mayor rendimiento económico (que es el prioritario) y los fines sociales que están subordinados a este o tienen unos cauces distintos (como puede ser una fundación perteneciente a la empresa).
Cuando es este el planteamiento, cualquier dilema ético que se de entre beneficio y RSE va a ser solucionado priorizando el primero. Esto lleva a que, con frecuencia, la RSE sea utilizada como simple estrategia de marketing o como cosmética que no priorice la ética sino la estética. De aquí viene el desprestigio que tiene, en ocasiones, este concepto de la RSE.