SÁBADO 24. Cerro de los Ángeles. Guadix en romería. Autobuses de larga distancia para despedirse de su obispo. Se lo han robado para Getafe. Una señora avisa de que se vayan sin ella. No se irá hasta que no le dé un abrazo a Ginés. “No sabéis lo que os lleváis”, espeta cual madre que cede a su hijo casamentero a una nuera que no sabe si sabrá corresponder. Y es que el nuevo obispo se da su tiempo para saludar. Con la alcaldesa. Con la anciana que se presenta en nombre de toda la diócesis.
DOMINGO 25. Primera misa de García Beltrán en la catedral. Nada acomodaticia. La homilía, no el templo. “A veces miro a la Iglesia y no me gusta lo que veo”. No echa balones. Lo dice también por él. Quizá por eso propone a san Agustín como guía que sabe descubrir consuelo en las dificultades. Ya el día anterior evocó a su paisano, el jesuita José María Rubio, para invitar a los diocesanos a “hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace”. Cita que sorprendió al nuncio, que quiso informarse sobre el mártir. Pero no sé si preguntó al jesuita más avezado en el santo almeriense.
MARTES 27. Uno lleva algo de callo en intervenciones vespertinas del cardenal Osoro en ponencias, homilías y actos varios. Noto algo diferente hoy. Presenta el libro ‘En tus ojos está mi palabra’ sobre las homilías del Bergoglio arzobispo de Buenos Aires, prologado por Antonio Spadaro. Al terminar su alocución sobre la necesidad de una nueva acción pastoral, se detiene unos segundos, levanta la mirada y mira con serenidad y firmeza al público. “La tentación más grande de la Iglesia española en estos momentos es ser reactiva. El Papa nos pide ser proactivos”. Se hace un silencio. Días de Permanente en Añastro.
MIÉRCOLES 28. En la planta 33 de Torre Espacio. En el cielo de Madrid. Pero con los pies en la tierra. El sacerdote y artista Toño Casado ha cumplido su sueño: presentar ’33 El Musical’. Estreno en octubre en Madrid después de años de perfeccionar guión y libreto, de llamar a muchas puertas. Una se abrió. Y el proyecto no suena a aficionado con aspiraciones. Sino a profesional. Con carpa gigante en Ifema. Y casting de altura. Mariló Montero amadrina la presentación y lo deja claro: “No es ir a misa en la Gran Vía”. El productor lo reitera: “No es un musical de capillitas ni dogmáticos. Liberémonos de los prejuicios”. Y Toño remata: “Quiero contar con el musical que lo que salva a la gente es el amor”. Pasión redentora. Y, en este caso, afinada.