LOVE, una de las esculturas mundialmente más emblemáticas del siglo XX, tiene un profundo origen espiritual y cristiano. Robert Indiana (1928-2018) es un escultor mundialmente conocido por ser el autor de la celebérrima estatua que consiste en la palabra LOVE. Nacido en 1928 con el nombre de Robert Clark, en la pequeña ciudad de New Castle, localidad de Indiana, incluyó su Estado natal en su nombre artístico. Comenzó desde adolescente a estudiar arte y a los 21 –tras servir tres años en las Fuerzas Armadas– se incorporó a la Escuela de Arte y Escultura de Chicago. En los años siguientes se formaría en Londres y Edimburgo.
Instalado en Nueva York, trabó relación con artistas como Richard Smith, Jack Youngerman, Agnes Martin, Cy Twombly y, sobre todo, Ellsworth Kelly, quien fue su mentor y amante. Indiana se incorporó al movimiento Pop y su programa colorista, que glorifica las imágenes cotidianas de la vida de la gente ordinaria. La generación Pop tiene la experiencia del gran impacto masivo de los medios, con el poder de crear iconos generalizados para el imaginario colectivo. Esos iconos son creados por los medios de una forma estandarizada e industrial, y por eso el Arte Pop tiene ese estilo maquinizado y serial.
Las características singulares de Robert Indiana son dos. En primer lugar, una fuerte conexión con los movimientos históricos de su tiempo. Le impactó mucho el drama colectivo de la Gran Depresión, así como las transformaciones postmodernas del Sueño Americano. En segundo lugar, el artista hace una reflexión humanista sobre el significado y el progreso de su tiempo, lanzando hondos mensajes universales como amor, esperanza. A diferencia de artistas como Warhol, Indiana no tiene intención irónica sino que quiere posicionar grandes mensajes en el lenguaje pop de su tiempo.
¿Cómo comenzó la creación de su estatua LOVE? La estatua LOVE fue creada como resultado de una reflexión que comenzó con otra obra suya del mismo año 1964, God is love. Robert Indiana lo expresa con sus propias palabras. “Todo comenzó hace mucho, mucho tiempo y procede, por supuesto, de un principio más espiritual que erótico. Cuando era niño, me empapé y participé en la Iglesia de la Ciencia Cristiana y todas sus iglesias son muy primitivas y puras. La mayoría de ellas no tienen decoración alguna: ni vidrieras ni esculturas ni pinturas y, de hecho, solamente una cosa aparece en una iglesia de la Ciencia Cristiana y es una pequeña inscripción dorada de muy buen gusto sobre la plataforma en que los lectores realizan el servicio. Y esa inscripción es Dios es amor” (Diamonstein, 1979).
A mediados de los sesenta, Larry Aldrich quiso exponer su colección privada al gran público. El neoyorquino Lary Aldrich (1906-2001) fue un diseñador textil y coleccionista de arte. Aldrich pudo alojar su colección en una antigua iglesia de la Ciencia Cristiana en la pequeña ciudad de Ridgefield (Connecticut) que había sido abandonada para construir una mayor a su lado. Es el emplazamiento actual del Museo de Arte Contemporáneo Aldrich. Indiana se encontró con él en una fiesta celebrada por Andy Warhol y le dijo que desde que había tenido conocimiento de la instalación de su nuevo museo en aquella iglesia, se le había ocurrido una pintura especial que encajaba completamente en el proyecto. “Y esa fue la invención del lema religioso. Mi pintura decía: El amor es Dios. Aunque el lienzo de ‘Love is God’ no guarda relación con lo que ahora se ha convertido en un icono –el emblema LOVE-, me hizo pensar en el tema del amor” (Diamonstein, 1979).
Además de reelaborar esa inscripción tan entrañable para él en su infancia en la Ciencia Cristiana, la centralidad del amor en su obra también se va a deber a la influencia de un sacerdote cristiano. “En otro tiempo había trabajado como mecanógrafo para el hombre que más tarde se convertiría en el obispo de California, James Pike”. James Pike (1913-1969) fue un obispo episcopaliano liberal de la Diócesis de California, de una gran proyección en la televisión de los años sesenta. Sostuvo posiciones muy controvertidas en el momento, como su apoyo a la ordenación sacerdotal femenina, la condena de la segregación racial, la legitimidad de los anticonceptivos en la moral cristiana o la aceptación de las personas LGTB dentro de las iglesias. En 1952, había sido el deán de la prestigiosa catedral de St. John the Divine, emblema de la pastoral neoyorquina en la segunda mitad del siglo XX. Indiana cree que era un hombre muy próximo a la santidad. “Él estaba muy involucrado con el tema del amor, particularmente desde el punto de vista teológico. Todas estas cosas se juntaron. Así es como surgió LOVE” (Diamonstein, 1979).
La creación original de la obra LOVE de Robert Indiana está en el diseño de la tarjeta navideña que el MOMA le encargó en el año 1964. El artista estaba bajo el influjo de esa obra tan importante para él que había creado para la vieja iglesia de la Ciencia Cristiana –El amor es Dios- y también le influyó la centralidad el amor en el mensaje del obispo James Pike. Así que cuando el MOMA puso en sus manos la creación de su tarjeta para esas Navidades, indiana estaba entregado a una palabra transversal y radical: AMOR.
A finales de 1964, la relación sentimental entre Indiana y Ellsworth Kelly atravesaba una crisis. Esto influye también en Indiana, aunque él insiste en que el significado de la escultura LOVE es espiritual y no erótico. El año anterior, Kelly había creado una de sus obras emblemáticas, llamada Rojo Azul Verde (Kelly, 1963). Culminaba así el pintor neoyorquino su primera etapa creativa y era una obra puente con su siguiente evolución.
Los colores de la obra de Kelly tienen una conexión con la obra de Indiana, aunque en el caso del artista de LOVE el cromatismo huye del cromatismo exagerado e histriónico. La tarjeta de Navidad adopta el verde y rojo tradicionales de dichas fiestas, junto con un azul coherente con el pantone de verde que usa. No obstante, es difícil no ver un mensaje subliminal a Kelly. El mentor había acusado a su protegido de abandonar el arte abstracto al refugiarse en la estética Pop. Indiana crea un LOVE de colores más maduros, profundos y moderados que el Rojo Azul Verde de Kelly. Habla de amor, de un amor que es el compartido por el conjunto de la humanidad, pero un amor más sereno y madurado que el que expresaría con los colores originales del cuadro de Kelly.
La tarjeta navideña de LOVE (Indiana, 1965) era la palabra amor poniendo en relación dos colores, uno de los cuales es componente del otro: el azul del verde. El amor relaciona dos seres, uno de los cuales forma parte del otro. La obra no solamente es una creación continua a su cuadro ‘El amor es Dios’, sino que está hecha en el contexto de la Navidad, donde el amor de Dios se expresa entregando a su propio Hijo como niño de los hombres. LOVE habla del amor en general pero específicamente del amor entre el Creador y la criatura, entre el amor del azul y el amor que comprende al azul en su existencia. Azul y verde son, además, los colores del Cielo en la tradición cristiana y musulmana. El rojo de la palabra asume la tradición corazonista, el corazón como el lugar de la razón del amor.
Las letras de amor están tan pegadas que parece que se fusionan, que forman una unidad física. Llama la atención enseguida la letra girada. Hace de la palabra algo dinámico. Es una hipercursiva, más inclinada que la habitual letra cursiva. Por un lado, la cursiva le da dirección a la coloración del interior de la vocal. Crea una conexión mucho más intensa entre el azul y el verde. El verde ha llevado un movimiento –creado por esa forma alargada de la zona interior de la letra o– al azul y el azul o hace resonar en su zona. Por otra parte, también puede ser interpretado como un amor en el que pese a su grandeza, existen imperfecciones, inclinaciones. O también es posible verlo como una mera singularidad que hace ver que el amor no es una idea abstracta sino una realidad encarnada en las personas y sus vínculos.
La obra remitía a las experiencias religiosas más tempranas de Robert, así que no es extraño que la primera escultura que llevaría su obra LOVE a las tres dimensiones, fuera realizada para Indianápolis, capital de su Estado (Indiana, 1970). Fue una obra de arte público realizada en acero corten y que desproveía a la imagen original de los colores. En esta ocasión, el acero corten mostraba un amor macerado que conectaba con los orígenes y lo telúrico, con los materiales primarios del hombre y lo más ordinario. Era un amor industrial y obrero. Pero también estamos en la ciudad en la que se registraron las protestas más intensas por el asesinato de Martin Luther King en 1968, dos años antes de la instalación de este monumento. Para un hombre tan sensible como Robert Indiana, esa América trabajadora también tenía el color afroamericano del acero corten. Ubicada en el cinturón industrial de Estados Unidos, esta primera versión en volumen de su LOVE, es una afirmación del amor en la humanidad más sencilla, en la más popular, en las bases del mundo industrial, de las factorías automovilísticas y del gas –tuvo el depósito de gas más grande del mundo–.
Robert Indiana creó un patrón que reflejó la estética de ese momento que vivía la humanidad. Fue imitado masivamente en todo tipo de productos y fue uno de los principales patrones pop en el mundo del arte, la cultura y la iconografía cotidiana. La escultura fue reproducida con variaciones en numerosos lugares, pero quizás la más conocida es la que en 1976 se instaló en el Parque del Amor, en el centro de Filadelfia.
En Filadelfia –la ciudad del amor–, es donde esta escultura alcanza su máximo desarrollo. Los colores verde y azul pintan el interior y lateral de las letras, manteniendo ese diálogo entre los dos amantes, uno de los cuales contiene al otro. LOVE está elevada sobre una mesa de modo que se le rinde culto. Es como un altar sobre el que se pone el amor, el amor está por encima de los trasiegos con los que camina la gente, les eleva sobre las intrascendencias de la vida diaria. El estanque posterior al monumento presenta al amor como fuente. El salto de agua se eleva varios metros creando la sensación de que emerge de la propia palabra amor.
El rojo que casi esmalta el aluminio de la escultura le da una relevancia extraordinaria en el conjunto de la ciudad. Es el pequeño corazón de toda una ciudad. El amor aparece como el centro de todo pese a que a veces el trajín de la vida urbana lo pueda hacer pasar desapercibido. El llamativo color rojo no permite que se olvide y atrae a él la mirada y los pasos. Las primeras creaciones artísticas de Robert Indiana trabajaron con los formatos de las señales públicas como los postes y placas de tráfico. Esa ha sido una constante en su estética: hacer nuevas señales urbanas capaces de dar un mensaje universal. La obra LOVE es una señal para el tráfico del alma, una señal para no perderse, para saber llegar y moverse en lo fundamental, aquello que Dios es, amor.
Robert Indiana instaló su señal del amor por múltiples ciudades del mundo –Vancouver, Montreal, Londres, Lisboa, Bilbao, Valencia, Milán, Georgia, Armenia, Suiza, Tokio, Taiwán, Corea del Sur, Bangkok, Shangai, Hong Kong, Filipinas, india, Israel, Bogotá, Jerusalén, etc.- en una llamada universal al amor. Una de sus últimas creaciones antes de fallecer en la primavera de 2018, fue una variación en la que dio forma a su estatua con la palabra en español: amor. Fue con motivo del Encuentro Mundial de las familias que el papa Francisco convocó en Philadelphia. Indiana volvía a la Ciudad del Amor y lo hacía dándole la resonancia espiritual y religiosa que originó su famosísima obra. El AMOR (Indiana, 2015) del Encuentro Mundial de las Familias que organizó la Iglesia católica es una estatua de nuevo a ras de tierra. Las palabras no están tan fusionadas, se distinguen los límites y la singularidad de cada letra. Las letras implicadas –especialmente la R– muestran una tipografía clásica, no cede el artista a modernizaciones tipográficas sino que hace una afirmación de la perdurabilidad del amor. El interior de las letras está pintado de amarillo, de clara resonancia hispana.
En definitiva, con adaptaciones a cada lugar, cada lengua y cultura, Robert Indiana instala por el mundo sus señales para llegar y caminar al amor. Lo hace vinculando la religiosidad de su infancia con el compromiso juvenil y maduro con el amor, vinculando a la gente a la que ha amado y remitiendo a esa obra primera en la que afirma con tanta fuerza el origen: Dios es amor.
Referencias
- Diamonstein, Barbarelee (1979) Inside New York’s Art World. Nueva York: Rizzoli International Publications.
- Indiana, Robert (1953) Pilatos lavando sus manos. Fresco. Destruido. Website oficial de Robert Indiana. http://robertindiana.com/works/1018/
- Indiana, Robert (1964) Love is God. Óleo. 172,7 x 172,7 cm.
- Indiana, Robert (1965) LOVE. Tarjeta de Navidad. Nueva York: Museum of Modern Art, MOMA.
- Indiana, Robert (1967) LOVE. Litografía. 86,3 x 86,3 m. Nueva York: Museum of Modern Art, MOMA.
- Indiana, Robert (1968) Love Cross. Óleo. 457,2 x 457,2 cm. Houston: The Menil Collection.
- Indiana, Robert (1969) Halleluiah. Acrílico sobre lienzo. 152,4 x 127 cm. Houston: The Menil Collection.
- Indiana, Robert (1969-a) Jesus Saves. Óleo. 86,4 x 86,4 cm.
- Indiana, Robert (1970) LOVE. Escultura de acero corten. 370 x 370 x 180 cm. Indianápolis: Indianapolis Museum of Art.
- Indiana, Robert (1972) Jesus Saves. Óleo. Washington D.C.: National Gallery of Art.
- Indiana, Robert (1976) LOVE. Aluminio policromado. 244 244 x 122 cm. Philadelphia Love Park.
- Indiana, Robert (1997) Eva. Madera. 383,5 x 91,4 x 87,6 cm. Morgan Art Foundation. Website oficial de Robert Indiana. http://robertindiana.com/works/eve/
- Indiana, Robert (2015) AMOR. Aluminio policromado. 244 244 x 122 cm. Philadelphia Sisters Cities Park.
- Indiana, Robert (2018) Love is God Making. Gary Lichtenstein Editions. https://www.gleatmana.com/robert-indiana-love-is-god
- Kelly, Ellsworth (1963) Red Blue Green. San Diego: Museum of Contemporary Art San Diego, MCASD.