El anuncio
Cada año son muchas las firmas comerciales que aprovechan este tiempo navideño para impulsar algunas campañas publicitarias más efectistas. Junto al sinfín de anuncios de juguetes y perfumes que llenan tiempo y espacio en los distintos canales comunicativos, ha habido dos anuncios que han triunfado entre los grupos de WhatsApp de quienes la fiesta les toca la fibra sensible.
El primero que comenzó a circular por ahí con una viralidad desacostumbrada fue la campaña de Ruavieja ‘Tenemos que vernos más’. Frente a la broma fácil del cuñado o de quienes presumen de insoportables comidas familiares en estos días… el anuncio del licor apuesta por el encuentro y el pasar tiempo de calidad con los nuestros. Una campaña que se ha reforzado con el trasfondo de autenticidad de los protagonistas del “experimento” que proponen.
En la misma línea de encuentro –para conocer mejor a los cercanos– ha ido Ikea. La firma sueca de muebles más universal se ha reservado para estas fechas –y no es la primera vez– una llamada fuerte a los sentimientos invitando a la desconexión para una comunicación más auténtica con los miembros de la propia familia, con unos cuantos guiños intergeneracionales. Además, la firma que muestra una caja en la que dejar los móviles durante la cena promete que abandonará las redes sociales hasta después de Reyes y ha regalado a sus clientes un juego para potenciar las preguntas que aparecen en el anuncio.
Navidad es familia. Pero no solo la familia que une por la carne y la sangre. Navidad es celebrar que Dios es familia, que se hace familia encarnada para trascender nuestras rencillas domésticas y relativizar nuestras pretensiones egoístas. Navidad es la familia de Nazaret, la del establo sencillo de Belén, la de los pañales improvisados y la reconocida por los humildes.
El cuento
Si hay algo que yo espero los días previos a la Navidad –y no es el anuncio del Gordo de la Lotería– es el cuento con el que cada año nos felicita a unos cuantos Mari Carmen Ramos Pueyo, una teresiana que desde Sevilla ha descubierto una segunda juventud tras jubilarse como maestra de Primaria enseñando a inmigrantes. Ya hace un año pasaba por este blog con la misma circunstancia.
En la historia de este año, Clara, a sus 6 años, cuenta cómo en su belén quiso poner un río y un mar con muchos peces. Pero, a medida que se iba acercando el 25 de diciembre los peces iban desapareciendo y ella tenía que hacer más y más… Hasta que
la gran sorpresa fue la víspera de Navidad. El mar y el río de papel de plata estaban llenos de peces de diferentes formas y colores y los barcos llenos de mensajes. Me acerqué a un pez muy grande con unos dientes enormes y le pregunté, qué hacían en mi Nacimiento.
—Venimos de todos los ríos, mares y océanos del mundo. Yo soy el tiburón. Tus peces de colores nos han anunciado, brincando de alegría, que ha nacido el Niño Dios y venimos a adorarlo. Después volveremos a nuestros ríos, mares y océanos.
—Pero con esos dientes ¿no te acercarás al Niño?
—No tengas miedo, el dentista de los tiburones me ha regalado una funda para no asustar.
El mar cada vez era más grande y el río más ancho.
El Niño Dios nació a las doce de la noche. María sonreía. San José los cuidaba. Los ángeles decían: ¡Gloria! ¡Paz en la tierra! Los pastores anunciaban: ¡Ha nacido el Salvador! Los peces de todo el mundo, brincaban y bailaban de alegría.
Al día siguiente de Navidad, mi Nacimiento volvió a la realidad con algunos cambios. La cuna del Niño era ahora un barco de papel. Los barcos anclados en el mar estaban llenos de mensajes de todo el mundo.
- Soy Sofía, vivo en Nigeria. Dile al Niño que nos traiga la paz.
- Soy Jeiner, vivo en Perú. Tuve un amigo que me ayudó a estudiar una carrera. Ahora soy yo el que ayudo a otros amigos.
- Soy Claire, vivo en Alemania. Le regalo mis juguetes al Niño.
- Soy Gamaliel, vivo en el Belén de 2018. Dile al Niño, que desaparezcan los muros, que nos separan. Que los caminos sean libres.
- Soy María, vivo en las tierras de Oceanía. La noticia del nacimiento del Niño me la dio el pez naranja de mi pecera.
- Soy Elio, un niño de los países de Oriente. Le regalo al Niño Dios un beso muy grande.
- Me llaman Tina, vivo en un campo de refugiados. Niño Dios, te quiero mucho. Me perdí cuando era una niña muy pequeña. No tengo nombre. Quiero un nombre, una mamá, unos hermanos y un papá.
- Soy…
Mensajes para este día…
La audiencia
Vuelvo en este día de Nochebuena a unas palabras del papa Francisco. Podría elegir algunas de sus expresiones de los últimos años por este día. Tengo unas cuantas frases y reflexiones anotadas en uno de esos cuadernos que reservo para algunos momentos especiales y pasar las navidades cerca del Papa se han convertido ya en algo repetido pero no por ello especial.
Sin embargo, quiero traer aquí algunas de las reflexiones de la audiencia general del pasado 19 de diciembre de 2018, releer algunos de los fragmentos propuestos en las catequesis contemplando la escena de Belén ayudan a llegar a los sorprendente y escondido de este día.
‘Celebrar la Navidad’,es dar la bienvenida a las sorpresas del Cielo en la tierra. No se puedes vivir “tierra, tierra”, cuando el Cielo trae sus noticias al mundo. La Navidad inaugura una nueva era, donde la vida no se planifica, sino que se da; donde ya no se vive para uno mismo, según los propios gustos, sino para Dios y con Dios, porque desde Navidad Dios es el Dios-con-nosotros, que vive con nosotros, que camina con nosotros.
‘Celebrar la Navidad’es hacer como Jesús, venido por nosotros, los necesitados, ybajarhacia aquellos que nos necesitan. Es hacer como María: ‘fiarse’, dóciles a Dios, incluso sin entender lo que Él hará. Celebrar la Navidad es hacer como José: ‘levantarse’ para realizar lo que Dios quiere, incluso si no está de acuerdo con nuestros planes. San José es sorprendente: nunca habla en el Evangelio: no hay una sola palabra de José en el Evangelio; y el Señor le habla en silencio, le habla precisamente en sueños. Navidad es preferir la voz silenciosa de Dios al estruendo del consumismo. Si sabemos estar en silencio frente al belén, la Navidad será una sorpresa para nosotros, no algo que ya hayamos visto. Estar en silencio ante el belén: esta es la invitación para Navidad. Tómate algo de tiempo, ponte delante del belén y permanece en silencio. Y sentirás, verás la sorpresa.
‘Será Navidad’ si, como José, daremos espacio al silencio; si, como María, diremos a Dios “aquí estoy”; si, como Jesús, estaremos cerca de los que están solos, si, como los pastores, dejaremos nuestros recintos para estar con Jesús. Será Navidad, si encontramos la luz en la pobre gruta de Belén.
¡Feliz Navidad!