Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Sale Europa reforzada de las últimas elecciones?


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Los resultados

Con la jornada de este 9 de junio se ha cerrado la convocatoria a las elecciones europeas de este 2024. Los 27 países miembros de la Unión Europea han elegido a sus representantes para los próximos cinco años y se ha configurado un parlamento en el que resisten las fuerzas proeuropeas ante los escépticos y reaccionarios a la forma política de la UE. Esto mismo se puede observar en los resultados españoles donde a pesar de que crece la presencia de partidos identificados de distintas maneras con identidades nacionales o regionales, se mantienen fuertes los bloques clásicos.



El parlamento queda con una mayoría en el bloque de partidos de derecha con algunos llamativos crecimientos de la extrema derecha –fundamentalmente procedente de contextos de fuerte presión migratoria–. Los partidos de izquierda y Verdes aguantan el tirón ante el crecimiento también de parlamentarios no alineados que capitalizan algunos proyectos personalistas o manifiestan en típico voto ‘gamberro’ que se da de vez en cuando en algunos países en estas elecciones.

En países como Rumanía la coalición de socialistas y liberales hacen que en este país sea de los pocos que vence el lado izquierdo de la bancada –aunque casi en empate técnico como en Portugal por otro lado–. En Polonia en cambio la presencia de socialistas es residual y entre los partidos de derechas crecen mayoritariamente los más euroescépticos. En Austria, Países Bajos, Italia y Holanda los partidos más votados formarán parte de la coalición que agripa a la ultraderecha.

En algunos países estos comicios han dejado ya respuestas inmediatas para las políticas nacionales. Tras conocerse los primeros sondeos en Francia, el presidente Emmanuel Macron anunció la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de nuevas elecciones –a las que ya no podrá presentarse– para final de mes la primera vuelta tras tener su partido la mitad de votos que RN (Agrupación Nacional), el partido de Marine Le Pen. En Bélgica también antes de la publicación oficial de los resultados –aunque en el país había también elecciones regionales y federales– ha dimitido el primer ministro, Alexander De Croo, tras los malos resultados de su coalición.

La capilla

No excesivamente lejos del Parlamento Europeo en Bruselas se encuentra la sede de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea, la COMECE. En un edificio de oficinas que no desentona del entorno este organismo que lleva las relaciones con las instituciones comunitarias en nombre de los episcopados de los países miembros hay una pequeña capilla consagrada en 2009 que está dedicada a san Benito y santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), que están representados en unos iconos realizados por una religiosa polaca y que complementan con otro de la Virgen María y los demás patronos europeos: santa Brígida de Suecia, Catalina de Siena y los hermanos Cirilo y Metodio. Estos testigos y evangelizadores piden seguir inspirando el proyecto europeo.

Ahí rezan quienes trabajan o pasan por este organismo que también ha vivido últimamente su propio tiempo de campaña preparando algunos materiales específicos, especialmente el documento de marzo. En su última intervención vinculada a las elecciones el presidente de la COMECE, el obispo Mariano Crociata, invitaba nuevamente al voto el pasado martes 4 de junio. Invitaba a “ir a votar y a hacerlo con responsabilidad, eligiendo candidatos y partidos que sigan construyendo una Europa mejor para todos”. Crociata reivindicaba “una Unión Europea de valores compartidos y auténticos, que promueva la paz, dentro y fuera de nuestro continente, la justicia, los derechos humanos, la democracia, la solidaridad y el cuidado de nuestra casa común”. En tiempos de escepticismo, subrayaba una vez el presidente de los obispos que, aunque la Unión Europea “no es perfecta, pero queremos mejorarla juntos utilizando las herramientas democráticas que tenemos, empezando por nuestro derecho al voto”.

“La creatividad, el ingenio, la capacidad de levantarse y salir de los propios límites pertenecen al alma de Europa”, señalaba el papa Francisco en 2016 al recibir el premio Carlomagno. Estos y otros valores puede que se estén quedando un poco a la intemperie. “Con la mente y el corazón, con esperanza y sin vana nostalgia, como un hijo que encuentra en la madre Europa sus raíces de vida y fe, sueño un nuevo humanismo europeo, ‘un proceso constante de humanización’, para el que hace falta memoria, valor y una sana y humana utopía”, decía entonces el Papa rescatando algunas ideas de su discurso al Consejo de Europa en 2014. Los retos siguen pendientes.