El 1º de mayo es una fecha de mucha importancia para la JOC, para la juventud y para la clase obrera. Con este día rememoramos y celebramos la lucha de tantos obreros y tantas obreras por jornadas laborales dignas (8 horas para trabajar, 8 horas de ocio y 8 horas de descanso).
Hoy sigue teniendo sentido salir a la calle, no solo por recordar y tener presentes las luchas pasadas donde conquistamos muchos de los derechos laborales que hoy nos están robando, sino también por hacer visible y reivindicar la presente situación del trabajo a la que estamos sometidos como; la temporalidad, flexibilidad, precariedad, siniestralidad…
Las personas que actualmente entramos en el mercado laboral lo hacemos con una desprotección mayor de la que había hace 10 años, debido a las consecutivas reformas laborales que desde los distintos gobiernos nos han ido impuesto. Estas reformas donde se anhela el poner a la persona en el centro, tienen como objetivo el aumentar y consolidar el “bienestar” del mercado con consecuencias como el haber destruido el trabajo que ya existía con medidas diversas y precarizar el poco trabajo que se genera. Algunos de ellas son; pasar de 45 a 33 días/año trabajado por despido improcedente, contratos con despido libre y gratuito durante el primer año, facilitando que se modifiquen las condiciones de trabajo de forma unilateral…
El trabajo debe dignificar a la persona
Todo esto queda relegado a un segundo plano cuando hablamos de la siniestralidad laboral en España. Durante el 2017 fallecieron 618 personas, pero si cogemos las cifras de los últimos 10 años son 7.496 las personas que fallecieron. (EAT 2007-2017).
Detrás de cada cifra se encuentra la vida de personas y familias rotas; vidas inundadas de inseguridad, miedo, depresión, explotación, frustración, indignación… son emociones que toman protagonismo en las situaciones, las cuales descubrimos día a día en nuestras vidas y en las vidas de tantos jóvenes y familiares que nos rodean.
El trabajo debe dignificar a la persona, pero no solo no la está dignificando, sino que la está matando: excesos en las jornadas de trabajo, trabajo sumergido, poco tiempo de descanso, una falta de conciliación laboral y familiar, desigualdad de salario y de oportunidades según el sexo de la persona trabajadora, incumplimiento de la ley de prevención de riesgos laborales… múltiples causas que siempre acabamos asumiendo los y las trabajadoras.
La voz profética de Francisco
“Cuando el trabajo se separa de la alianza de Dios con el hombre y la mujer, cuando se separa de sus cualidades espirituales, cuando es rehén solo de la lógica de la ganancia y desprecia los afectos de la vida, la degradación del alma contamina todo: también el aire, el agua, la hierba, la comida… La vida civil se corrompe y el hábitat se descompone. Y las consecuencias golpean sobre todo a los más pobres y a las familias más pobres”. 19 de agosto de 2015.
Por ello, la JOC junto a Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz y Juventud Estudiante Católica (JEC), somos entidades promotoras de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD). Nos unimos para celebrar el sentido creador del trabajo, clave para el desarrollo humano, integral y solidario.
Denunciamos la falta del trabajo decente para todas las personas en nuestra sociedad y con ello, anunciar que sí hay otras formas de generar trabajo donde la persona sea el centro y pueda ser para ella un espacio de desarrollo integral, organización colectiva y de poder dar respuesta a una vocación.
“El sistema configura una sociedad donde el trabajo no es un bien para la vida sino un instrumento al servicio del capital por encima de la persona. La deshumanización del trabajo sitúa a la persona en una peligrosa situación de vulnerabilidad y exclusión social”. (Extracto manifiesto 1º de mayo Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente 2018).