JUEVES 25. Sí. Propenso a las caídas. Hay que asumirlo. Dolor lumbar. Tentación de dejarse embaucar por una tanda de antiinflamatorios. Tan solo para evitar el dolor. Para quedar anestesiado y evitar los efectos de los resbalones vitales. Ya no duele. Pero tampoco sientes. Llamo a la fisioterapeuta.
VIERNES 26. Víctor Herrero habla de Job. Y de la poesía que encierra. Dios derrocha en versos. Aparentemente un poema no es un bien de primera necesidad. Pero surge como un grito cuando se carece de lo más básico. Sin rima. Con la asonancia de lo ordinario.
SÁBADO 27 Vuelvo a ver ‘La llamada’. Me reafirmo. Más allá de divertimento y lo gamberro del guión, hay un Dios que sale al encuentro. Y jóvenes que buscan. Aunque sea con una máxima equivocada: “Hacemos y luego vemos”. O no tanto. Anótese para el Sínodo.
DOMINGO 28 Antonio Pampliega. Corresponsal de guerra. Secuestrado en Siria por Al Qaida durante 299 días. Con sus noches. Conversación en ‘Periferias’. Le pregunto por esa oscuridad que solo Uno puede iluminar. “Antes del secuestro le dije: si permites este dolor a tantos niños, no te voy a rezar. Y así lo hice. Pero aquel 15 de octubre estaba solo en la habitación y empecé a hablar con Dios. Desde entonces no pasó un solo día sin que me dirigiese a Él, se convirtió en mi apoyo. Nunca le pedí, pero Él me ayudó a mantenerme con la cabeza cuerda”.
LUNES 29 Maratón televisivo para elegir quién representará a España en Eurovisión. El televoto escoge ‘Tu canción’. Balada interpretada por Amaia y Alfred. Dos músicos de conservatorio de 19 y 20 años. La letra refleja su historia de amor. Para algunos, con azúcar de más. Pero no edulcorante. Porque en sus voces no hay química de laboratorio. Contagian verdad. En caricias. En miradas cómplices que olvidan la cámara. En el espacio íntimo creado dentro del maquillaje catódico. Atrapan al espectador. Con la verdad. La verdad de su amor. La alegría de su amor. Existe.
MARTES 30. Se avecina la Cuaresma. Como si se tratara de una tormenta ante la que buscar refugio. Mejor que pille a la intemperie. Que empape. Para llegar mojado a la Pascua. Lo sabe Ángel Moreno. “No pactes contigo mismo, no normalices tu debilidad, no te rindas en tu posible estado crónico”.