MIÉRCOLES 5. Mi primera rueda de prensa en Crismhom. Convocada por entidades del colectivo LGTBI y del mundo cristiano. Sorprendido. No hay interés por hacer sangre ni recrearse en las palabras del Papa en el libro sobre la vida consagrada. Tampoco en las declaraciones del secretario de la Conferencia Episcopal. Están cansados de que les busquen como ariete para lanzarles contra unos y otros. Aun rechazando lo expuesto, quieren exponer su apoyo a Francisco por el trecho recorrido. Y animarle a seguir adelante. Solo eso. Tampoco se ven como lobby, ni quieren que se les dibuje como tal. “Nos constituimos como asociaciones, pero en realidad somos comunidad”. Se sienten y lo son.
De ahí, al musical El médico. Noah Gordon. Hasta dónde la fe. Hasta dónde los sueños. Hasta dónde la vocación. En abstracto resulta sencillo perderse en disquisiciones. Me quedo con una de las citas que enmarcan el escenario. “No necesitan médicos los sanos, sino los enfermos”.
JUEVES 6. Pilar acompaña a su madre. Tiene 82 años. El paso, acorde con su edad. Llegan a las 12:31 a la iglesia de San Pedro El Viejo. Quieren rezar a los pies de Jesús el Pobre. Pero les dan con la puerta en las narices. “Son las doce y media”, les suelta una mujer que se apresura a cerrar. Por un minuto. Pilar decide no callarse. Y, al minuto, otras dos personas salen del templo y se identifican como el sacristán y un miembro de la hermandad. Aumenta la tensión. Los de dentro espetan: “Váyanse a…”. Con delicadeza, Pilar y su madre se marchan. No hacia el destino indicado. Pero sí fuera de la iglesia. Y de la Iglesia.
MARTES 11. Frente a frente con el arzobispo sirocatólico de Alepo. Impresiona. Por lo enérgico de su voz. Y eso que me cuentan que, físicamente, está algo tocado. No se nota. Pero sí se percibe el dolor, que ha traducido en capacidad de superación, de vencer el odio para solo pensar en el perdón y en el futuro. “Solo alguien que pasa una guerra, sabe lo que es la guerra”. Sabe lo que dice.
MIÉRCOLES 12. Palabras que deshumanizan. Alerta la abogada Patricia Fernández Vicens en las jornadas de migraciones organizadas por La Merced y Comillas. Pide desterrar el acrónimo MENA. A saber, menores no acompañados. Y también el término ‘menores’. “Son niños y niñas”. No le falta razón. Ocultar en eufemismos o en siglas hace borrar lo afectivo de un plumazo. Desvincular persona de refugiado.
