Y llegó la Semana Santa. Después de 40 días en los que hemos recorrido la Cuaresma, caminando hacia la Pascua, te propongo cuatro ideas relacionadas con cada uno de los días más importantes, para acompañarnos en este itinerario.
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Para hoy Domingo de Ramos el compromiso. Este día recordamos que Jesús entra triunfal a Jerusalén, pero sabe que es para cumplir con la misión que se le ha encomendado. El tipo de muerte que alcanzará no fue deseado por su padre Dios ni por Él. Sin embargo, y aun sabiendo lo que le espera, Jesús va hacia ella no como algo fatalista, sino como la consecuencia de su responsabilidad salvífica hacia la humanidad. El ramo que nos llevemos a casa nos recordará la vocación que tenemos, y nos invitará a ser congruentes con nosotros mismos.
El Jueves Santo lo podemos vivir con la idea de servicio como paradigma, que se expresa con toda nitidez en la celebración del lavatorio de los pies. Hacerlo con los visitantes era, en tiempos de Jesús, una señal de atención, de delicadeza, de hospitalidad hacia el forastero, el migrante. Al no existir vías pavimentadas como en la actualidad, el caminante se ensuciaba los pies en los trayectos recorridos. Pero era el esclavo, el sirviente, quien se los lavaba. Cuando Jesús toma ese rol, se convierte en servidor de sus discípulos, y los invita, nos convoca, a seguir su ejemplo.
La idea de sacrificio es la clave de interpretación en todos los ritos del Viernes Santo. Jesús muere para salvarnos, pero lo matan por el tipo de vida que llevó. Si bien es cierto que la entrega libremente, también lo es que muere asesinado, no de una larga enfermedad ni de vejez. Su lucha por la justicia, su misericordia con las personas que eran sojuzgadas por los poderes civiles y religiosos, le granjearon enemigos que lo mataron. ¿Estamos dispuestos, como sus discípulos que queremos ser, a ese tipo de sacrificio? ¿Por quién somos capaces de dar la vida?
Y para la Vigilia Pascual, del sábado por la noche, propongo a la alegría, como contexto en el que viviremos ritos esplendorosos en torno a la luz, la Palabra, el agua y el pan eucarístico. La resurrección de Jesús es el culmen de la Pascua (paso de la muerte a la vida), por lo que esa celebración es el momento de más alegría en el año, con una liturgia esplendorosa, rica en símbolos vitales como los mencionados. Vivir esta experiencia nos llevará no sólo a admirar la belleza de los ritos, sino a apropiarnos de la Pascua, pasando del pecado a la gracia.
Compromiso, servicio, sacrificio y alegría: cuatro ideas que nos pueden servir para vivir a plenitud esta semana, pero también todo el año, toda la vida.
Pro-vocación
Conozco a muchas personas que concluyen las vacaciones de primavera con una sensación: ¡muy cansadas! Ojalá y no nos suceda ello, y aprovechemos estos días para recargar la pila, como decimos en México, para poner en orden nuestras cosas -materiales y espirituales-, para visitar a aquel enfermo o familiar al que hace mucho no vemos, para detenernos un poco en nuestro caminar y plantearnos la pregunta mágica: ¿por qué hago lo que hago todos los días? ¿Cuál es la motivación que me impulsa? ¡Felices pascuas y felices vacaciones!