José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Señor, que sintamos y vivamos lo que rezamos


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JUEVES 14. Leo. “Si no eres capaz de convivir con las críticas, tendrás que renunciar a hacer cosas que merezcan la pena”. Lo vuelvo a leer. Con remitente incluido. Estamos de acuerdo.

VIERNES 15. Me despierto con el atentado de Niza. Anoche no encendí televisión ni radio. Dormí ajeno al dolor. Me cuesta encajar la irracionalidad de un terrorismo sin límites. Y este pensamiento se vuelve contra mí. ¿Hay un terrorismo con límites? ¿Distintos grados de terror? Lamentablemente sí. Hasta para generar sufrimiento hay grados de odio que lo hacen más o menos cruel. Pisar el acelerador de ese camión lo elevó a un límite que me cuesta ubicar.

SÁBADO 16. Seis horas en urgencias. Gema y David. Desde las diez de la noche. Esperando. No lo dudamos y nos fuimos a acompañarles un rato. Poco se podía hacer más que acompañar en la sala de espera. O quizá es lo mejor. Sin meditarlo y con cansancio a cuestas, también se hace comunidad.

DOMINGO 17. Última frase que escucho antes de la bendición. “Señor, que sintamos y vivamos lo que rezamos”. ¡Qué lejos lo uno de lo otro! Salgo entristecido. Por la distancia en mí.

LUNES 18. Cotilleo la web de la parroquia que nos acogerá durante la Jornada Mundial de la Juventud. Tiene muy buena pinta. Y miro atrás. Para recordar cómo fue la acogida de tantos colegios y parroquias durante la JMJ de Madrid. Las horas que se echaron. Los medios invertidos. Habrá quien buscaría revertir aquello en cosecha vocacional. O en retrato de una Iglesia con vigor. Pero bastó con el encuentro. Como ahora. El encuentro con los otros. El encuentro con el Otro.

MARTES 19. Me llaman. “Se ha muerto Carmen, la de Kiko”. Coincidí con ella en un par de ocasiones. Alguna más la he escuchado. Se sentía libre y se hacía saber libre. Sé que algunos pensaban que decía lo primero que le pasaba por la cabeza. Me niego a admitirlo. No quería tener filtros, desechaba el eufemismo. Y eso siempre incomoda. Fuera protocolos. Ni con Kiko ni con el que se le cruzara en Madrid o en Roma. En la arena de lo políticamente correcto, Carmen se hizo respetar sin inyectar bótox a sus palabras. Carácter y fuerza. El de su mensaje. Independientemente de estar o no de acuerdo con sus matices.

jose.beltran@ppc-editorial.com

En el nº 2.998 de Vida Nueva