Alegría por saber que Jesús venció a la muerte, que su resurrección le da sentido a nuestra fe. Su amor fue al extremo para salvarme, para salvarte. Es una dicha enorme saberlo; sin embargo, una gran cantidad de hermanos en la fe siguen sin entender o comprender, dejando un vacío enorme en cuanto al sentido de creer en la vida después de la muerte.
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Y una vez más, mi alegría se desvanece cuando veo a mi alrededor y con las acciones de nuestros hermanos resulta poco sostenible mantener esta alegría tan singular en tiempos difíciles. Es que no puedo dejar a un lado todo lo que acontece en mi barrio, en mi país y en el mundo, no puedo desconectar lo humano y lo espiritual ¿habrá alguien que pueda hacerlo? Olvidarse del dolor del mundo o simplemente evitar ser afectado.
Disculpen, pero yo no puedo y cada vez me hago mayor y sigue doliéndome la injusticia, las familias, la muerte y ¡Claro que creo en la Resurrección! Pero sigo creyendo que nuestra fe nos debe inspirar para ayudar a los demás, nuestro prójimo y no solo centrarnos en nosotros.
Jesús venció a la muerte
Jesucristo resucitó y cambió el rumbo de sus seguidores, con una esperanza renovada y una alegría indescriptible, la fe de sus seguidores se reforzó a tal grado que, después de ese acontecimiento surgen posteriormente una gran cantidad de mártires, muchos porque le vieron y otros porque creyeron.
Se vivieron tiempos de gran alegría, tal vez como los que ahora sentimos, por supuesto con ciertas adecuaciones en el tiempo y en la historia, pero al fin y al cabo alegría porque Jesús venció a la muerte. Seguimos viendo el sufrimiento, el control por el poder, la avaricia de unos cuantos que son capaces de realizar actos tan inhumanos por dinero.
Somos testigos de una humanidad herida, seres que parecen no tener corazón y no estoy criticando a nadie, que quede claro, porque al mismo tiempo me reconozco humano y sé que la tentación me ha hecho caer.
Dios brille y resplandezca en mi vida
Hablar de la Resurrección del Señor en tiempos como los que vivimos debería mostrarnos mucha más esperanza entre nosotros, ayuda solidaria e involucrarnos mucho más en todo aquello que está causando dolor; desafortunadamente la realidad es otra, seguimos mirando hacia otro lado, se ignora el dolor, no se toma partido en casi nada y es que cuidamos nuestra integridad, el honor y la falsa seguridad en la que creemos que vivimos.
Mucho más que palabras: acciones. Hoy debemos expresar que Dios vive y resucitó para que muchos hermanos crean no solo por mis palabras, más bien por acciones concretas, las cuales puedo realizar desde mi realidad.
No se trata de convertirme en una apariencia o en algo que jamás seré, más bien se trata de mostrar esa resurrección con mi familia, mis compañeros de trabajo, con la gente que pasa a mi lado y repito, no se trata de aparentar, es ser y buscar que la palabra de Dios brille y resplandezca en mi vida, porque Él tiene grandes esperanzas en mí y en ti.
Jesús resucitado establece con sus discípulos relaciones directas mediante el tacto y el compartir la comida. Les invita así a reconocer que Él no es un espíritu, pero sobre todo a que comprueben que el cuerpo resucitado con el que se presenta ante ellos es el mismo que ha sido martirizado y crucificado, ya que sigue llevando las huellas de su pasión.
