La reunión se preveía tensa, las dos partes se miraban a un lado y otro de la mesa, se conocían desde hace tiempo, trabajaban juntos en la misma empresa y todos eran veteranos, pero aquellas reuniones en las que se ambas partes se juntaban para tomar decisiones sobre aspectos de la compañía que tenían que ver con la organización de sus trabajadores y del día a día, siempre suponían una lucha entre dos posturas enfrentadas.
Cualquiera que los viese sin conocer el contexto en el que se movían, podría pensar que ni se conocían ni trabajaban juntos en una organización con unos objetivos que tenían que lograr entre todos.
En esta ocasión los representantes de los trabajadores llevaban en su cartera una petición de incremento de los salarios más bajos de la empresa. Pensaban que estos eran tan reducidos que hacían que una parte de la plantilla no saliese de la pobreza a pesar de tener un trabajo fijo a tiempo completo.
Habían preparado concienzudamente sus argumentos, respaldándolos con datos que reflejaban como el incremento del coste no era demasiado elevado y cómo este podía compensarse con una reducción de los costes laborales de los puestos mejor remunerados.
Los directivos les explicaron de manera condescendiente que un incremento de la masa salarial repercutía directamente en los costes de la empresa y eso hacía que no pudiesen cumplir los objetivos de beneficio que tenían marcados.
Además, los salarios más bajos de la empresa estaban ajustados a la ley, en ningún caso estaban por debajo de lo que indicaba el convenio colectivo, por lo que no estaban haciendo nada fuera de la ley que debiese ser cambiado. Subir solo los salarios más bajos podía causar un trato discriminatorio para el resto de asalariados a quienes no se les movería su nivel de remuneración.
Aunque los trabajadores argumentaron que no iba a haber problema con la plantilla porque ya estaba hablado y existía consenso, que no era una cuestión de legalidad, que tenían claro que se cumplía la ley pero que creían que era una cuestión de justicia para los compañeros y que el tema de la masa salarial se solucionaba fácilmente bajando el salario a solo unos pocos de los altos directivos para que no afectara al nivel de beneficios, su propuesta fue rechazada. No se podían comprometer los beneficios de los accionistas o los altos salarios de los directivos, eso era lo prioritario.