Enrique Lluc
Doctor en Ciencias Económicas

Superar el economicismo


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Superar el economicismo no es una cosa sencilla. Está tan arraigado en nuestra sociedad que muchas personas creen que no es posible organizar la economía de otra manera. Las instituciones están instaladas en la dinámica economicista y las mismas leyes y normas también siguen esa lógica. Pero a pesar de esta dificultad es posible hacerlo, es posible seguir una línea distinta que nos lleve a otro modo de organizarnos económicamente.



Pero para ello tenemos que cambiar el espíritu en el que nos movemos, para ello necesitamos que las creencias de las que hablábamos al principio de esta serie de artículos, calen en nuestro interior y nos lleven en una dirección contraria más acorde con la sabiduría tradicional y con el objetivo de que la economía ayude a la vida plena de las personas.

Vivir la economía desde otro espíritu supone un ejercicio de descentrarse, de dejar de ser nuestro propio centro. La única manera de poner la economía en su lugar, es dejar de pensar que somos el centro de toda nuestra existencia y enfocarnos más hacia una vida plena que hacia el bienestar. Para ello es necesario dejar de enfocarnos en los deseos para pasar a hacerlo en las necesidades.

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Cuando la economía se pone al servicio de tener lo necesario, podemos darle la dimensión que precisa y no subordinarlo todo a ella. Reconocer nuestras limitaciones, dejar de exigir todo lo que queremos para pasar a buscar lo que precisamos y disfrutar de aquello que no consideramos imprescindible, nos permite alcanzar unos niveles de felicidad más elevados.

Evitar la exclusividad

Esta es una parte de todas los cambios que supone modificar el espíritu para poner la economía en su lugar. Algunas de las cuestiones que he ido planteando en este blog de una manera concisa y resumida aparecen desarrolladas en las páginas de este libro. Me refiero a la cultura del agradecimiento en lugar de la cultura de la exigencia. A intentar dar frutos en lugar de buscar de una manera compulsiva el éxito y la aceptación exterior. A buscar la competencia en lugar de la competitividad. A confiar en la incertidumbre en lugar de querer tenerlo todo controlado. A buscar la trascendencia en lugar de buscarnos a nosotros mismos en exclusividad.

Con este breve artículo acabo los dedicados a los cinco capítulos de mi último mi libro ‘El espíritu del economicismo’. Creo que desvelar las características de nuestro sistema economicista y cuál es su esencia, es importantísimo para no caer en trampas que aparentemente intentan superarlo, pero que en realidad no hacen más que mantener su espíritu, modificando algunas partes de su aspecto externo, pero manteniendo su esencia.