Cardenal Cristóbal López Romero
Cardenal arzobispo de Rabat

“Te has parado a saludarme”


Compartir

Rosy es una religiosa de las Franciscanas Misioneras de María; nació en la India, igual que su congregación. Como joven religiosa, pasó muchos años en la Libia de Gadhafi y ahora, desde hace diez, está en Marruecos.



Es la ecónoma de su comunidad de Rabat, formada por siete hermanas. Cada semana va a la cárcel de Tiflet para visitar a los presos y a las presas de confesión cristiana. Participa también en el grupo Talitha Kum, de lucha contra la trata de personas y de apoyo a las víctimas de ese flagelo humano. Para completar, participa también del servicio de acogida en la catedral, a la que llegan no solo algunos turistas, sino, sobre todo, muchos marroquíes musulmanes que tienen curiosidad por conocer un ambiente de oración de los cristianos.

Pero hay algo mucho más importante que todo eso. Rosy, cuando va y viene de su casa a los lugares en los que trabaja o donde colabora, se para a saludar a los barrenderos, que son numerosos y comienzan su trabajo desde muy temprano. Lógicamente, acaba por hacerse amiga de ellos. Una mañana, uno de ellos le dice: “Rosy, ayer no pasaste…”. “No, tuve que viajar, pero ya estoy de vuelta”, le responde ella. El barrendero espera cada mañana que Rosy pase por allí y salude.

una mujer pide limosna en una calle de Salamanca

La mendicidad es una de las lacras que todavía, por desgracia, es de actualidad en muchos países; Marruecos no escapa a ella. También a quienes mendigan Rosy les saluda y se detiene para conocerles, saber cuál es su situación y, a veces, darles algo.

En una ocasión, Rosy se para a saludar a una señora anciana, ya muy conocida por ella, y le dice: “Disculpa, hoy no tengo nada para ti”. Y la señora le responde: “No importa, el dinero viene y va. Pero lo importante es que te has parado a saludarme”.

Pasar sin mirar

¡Cuántas veces yo paso fugazmente, sin mirar, sin fijarme, ni mucho menos pararme, al lado de esas personas… que son mis hermanos! No soy capaz; me duele el corazón y me bloqueo; no sabría qué decirle y cómo decírselo, sobre todo por la barrera de la lengua… Y claro, la conclusión que esas personas deben de sacar es simple y lógica: que ellos no existen para mí.

En el juicio final, Rosy escuchará a Jesús decir: “Ven a mi derecha, porque pasaste ante mí y te paraste a saludarme”.

Lea más: