Las últimas semanas estuve hablando de la llegada de Trump al poder y alguna de las cuestiones que rodeaban este momento histórico y su relación con el pensamiento actual. Hoy y las próximas semanas voy a hablar de algo que establece una relación entre la religión, la economía y la política y que está detrás de lo que podemos ver en la realidad estadounidense. La revista ‘Vida Nueva’ se ha hecho eco de ello a través de varios artículos últimamente. Uno de Cristina Hinogés y otro firmado por Miguel Ángel Malavia.
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Comienzo esta serie comentando un libro que me ha parecido muy interesante para comprender este fenómeno. Se trata de ‘Blessed’ de Kate Bowler (Es una pena que ninguna editorial se haya animado a traducirlo al Español). Su subtítulo nos invita a conocer “Una historia del evangelio de la prosperidad americano”. Es decir, nos ayuda a tener una idea clara de cuando nació, cómo se ha desarrollado, y cuáles son las principales ideas de lo que se ha venido a denominar el evangelio de la prosperidad estadounidense.
El sueño americano
Su índice ya es una guía sobre lo que es esta manera de entender la religión: Evangelio, fe, bienestar, salud, victoria y bendición americana. Porque la esencia de esta manera de entender la religión, se basa en considerar que el sueño americano compuesto por una idea de la movilidad social, la acumulación, el trabajo duro y la moral, es una bendición divina, es algo que ha sido concedido por Dios para nosotros. Cuando lo leí recordé un libro que leí de joven y que encontré en algún lugar que se llamaba “América en la profecía”. Uno de los libros más vendidos de la Historia Estadounidense, escrito en 1858, que afirma que Estados Unidos es la cumbre de la profecía de las escrituras y es el logro más perfecto de lo que en ellas se describe.
El evangelio de la prosperidad no solo cree en ese sueño americano que se entiende como la plasmación de la voluntad divina, sino que ve al mercado como el instrumento divino para dar y quitar las fortunas. Confía y enfatiza la responsabilidad individual y conecta perfectamente con la cultura americana de la autoconfianza, de la persona hecha a sí misma, de saber que si quieres, puedes. La mirada positiva ofrece que la confianza en un Dios que te quiere premiar lleva al surgimiento de las ciencias de la Felicidad, de la confianza en que las actitudes positivas pueden mejorar el resultado de las personas.
Dios premia a aquellos que saben confiar en sí mismos, a aquellos que luchan por sus sueños. Esta teología ve a las personas como seres caídos pero no rotos, que pueden superarse a sí mismos si confían en su fuerza, en sus capacidades, si saben tomar las decisiones adecuadas. Por ello insiste en el optimismo sobre las propias capacidades. Les dice a las personas “Si quieres, puedes, adelante, todo depende de ti”.