La teología de la prosperidad también nos da una sensación grata de que podemos controlar a Dios, de que podemos tenerlo a nuestro servicio. Somos nosotros quienes controlamos nuestra vida y hasta al mismo Dios. Podemos determinar nuestro futuro haciendo aquellas cosas que son las correctas. Podemos alcanzar los resultados apetecidos por nosotros si seguimos las indicaciones que nos dan. Todo está en nuestras manos. Solo depende de nosotros. Si lo queremos y somos perseverantes y constantes, si tenemos fe en nosotros mismos, vamos a triunfar. La vida está hecha para eso, y el Dios de la prosperidad nos lo concederá encantado si cumplimos con sus requisitos que nos pone.
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Como se puede observar, las ideas principales de esta teología conectan directamente con las del economicismo. De hecho es un lugar común relacionar el sistema capitalista y esta concepción religiosa. La idea de controlar lo que hace Dios, de lograr los deseos de riqueza contando con una ayuda divina es muy atractiva, y explica el auge de este tipo de religiosidad en muchas partes del mundo, sobre todo en aquellos en los que la búsqueda del bienestar material se da con mayor intensidad. Las corrientes neopentecostales se extienden de una manera amplia por muchos países pobres o de rentas medias, siguiendo su promesa de prosperidad y de consecución de mayores riquezas.
Esta teología tiene una relación estrecha con el pensamiento positivo, con los libros de autoayuda, con el auge de lo terapéutico y con la cultura del éxito. Todos ellos tienen una relación directa con el economicismo, con el paradigma actual que busca que subordinemos todo a lo económico. Esta corriente religiosa legitima éticamente la búsqueda del propio bienestar. Centrar toda nuestra actuación en lo económico y tener buenos resultados en cuanto a la riqueza lograda, se presenta como consecuencia de vivir de acuerdo a lo que dice el Dios de la prosperidad y con haber logrado su bendición.
Quienes tienen unos ingresos altos no tienen que tener mala conciencia, no tienen que compartir parte de sus rentas con quienes menos tienen. Porque si estos últimos pasan necesidad es porque no hacen lo debido y por eso no reciben la bendición del Dios de la prosperidad. Solo ellos son responsables de su situación. Por ello, en una sociedad de la prosperidad, quienes son pobres son mirados con desconfianza, porque se sabe que podrían salir de su situación por ellos mismos. Si Dios no los bendice, por algo es…
Entender la religión
Utilizando esta clave teológica podemos entender muchas de las cosas que estamos viendo en el nuevo mandato del presidente Trump. El que haya creado una oficina de la Fe y haya puesto frente a ella a una de las telepredicadoras más importantes de esta corriente teológica, es una muestra de la importancia que tiene para este presidente y quienes les rodean esta manera de entender la religión.