Hace ya muchos años, en 1986, defendí mi tesis de doctorado. En ella afirmaba que no era lo mismo producir filosofía y teología en un barrio popular latinoamericano que en las bibliotecas de una universidad europea. El lugar práctico, social -así lo llamé- condicionaba de una manera u otra los contenidos teóricos generados. Valga lo mismo para las homilías: aunque el evangelio dominical es siempre el asignado por la liturgia, no es igual predicarlo en la Catedral de San Patricio, en New York, que en la Catedral de Tlapa, en el estado de Guerrero, México.
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Por ello me da mucho gusto que, en esta semana, el Vaticano haya hecho referencia al ‘locus a quo’ -lugar del cual- teológico, es decir, a la atención que debemos dar al sitio desde donde se produce la teología, en dos momentos diferentes.
Anteayer, y en reunión con profesores y estudiantes del Estudio Teológico San Pablo de Catania, en Sicilia, Francisco de Roma afirmó que la teología “no puede ignorar el territorio en el que se sitúa”, enfatizando la implicación de las mujeres, muchas veces devaluadas en nuestras comunidades eclesiales.
Por otra parte, mañana lunes inicia el Congreso Teológico Internacional ‘Patrimonio e Imaginación‘, en el Aula Magna de la Universidad Pontificia Lateranense. El evento, promovido por el Dicasterio para la Cultura y la Educación, acogerá a 500 teólogos de todo el mundo. Monseñor Giovanni Cesare Pagazzi, secretario de esa instancia, sostiene que “el ‘dónde’ se forma el pensamiento teológico no es un hecho secundario que deba despreciarse”. Igualmente, resaltó la importancia de la mirada femenina.
Celebro el que se tome conciencia, en esos altos niveles, de la importancia geográfica de la producción teológica. Ello exige una gran atención a la realidad en la que estamos insertos, y una solicitud de ayuda a las ciencias sociales para que nos faciliten el conocimiento de esa situación concreta.
Pero el sitio productor del que parte la teología no es solo geográfico, sino existencial. Al respecto, se mantiene vigente la aseveración del brasileño Leonardo Boff: “Ningún texto y ninguna investigación, por más objetivos que quieran ser, y así se presenten, deja de estar estructurado a partir de un horizonte de interés”.
Atención. Privilegiar el lugar social no significará, para la elaboración teológica, renunciar a la solidez argumentativa o proponer un discurso poco sistemático. No. Los cuestionamientos y problemas, sí, los aportará el sitio concreto en el que se vive, pero las respuestas y las soluciones habrá que encontrarlas en la academia. Desde los griegos clásicos esto se llama praxis: unión entre práctica y teoría.
Pro-vocación
Pues veremos cómo reciben los ‘conservas’ la noticia. Con motivo del Jubileo de la Esperanza, convocado por el papa Francisco para el año próximo, el Vaticano ha oficializado una peregrinación del colectivo LGTB+, el seis de septiembre. Interrogado al respecto, el pro Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, y máximo responsable del Año Santo, Rino Fisichella, ha dicho que tal evento está en el calendario como muchos otros. Qué bueno. Pero ojalá y en el futuro nadie tenga que peregrinar aparte, sino incluido en una comunidad en la que todos somos hermanos, y con la misma dignidad frente a Dios.