Acostumbrados como estamos a los disparates y a las bravatas del próximo presidente norteamericano, no nos sorprende su nueva amenaza: cazar migrantes aún en los templos de Estados Unidos de América (EUA).
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Quiere derogar una antigua política -data del 2011- que impide a los agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) arrestar a inmigrantes en ‘lugares sensibles’, como templos, escuelas y hospitales, y eventos como funerales, bodas y manifestaciones públicas.
Si esas personas quieren ir a misa, entonces, o buscar que sus hijos puedan ser educados, o se enferman, habrá que pensar con detenimiento antes de presentarse en un templo, una escuela o un hospital, pues pueden ser aprehendidas, encarceladas y devueltas a su país de origen.
Quizá el republicano no conozca la historia de lo que significan los templos-santuarios. Desde el inicio de la humanidad, se han reservado lugares sagrados para proteger a quienes son perseguidos, con razón o sin ella, por la justicia humana, manifestando con ello que Dios está más allá de nuestras leyes, y que cuida lo mismo de inocentes que de culpables.
Organizaciones No Gubernamentales, y muchas agrupaciones religiosas, se han dado a la tarea de aterrizar las cuatro consignas que el papa Francisco ha lanzado para recibir a los migrantes: acoger, proteger, promover e integrar. Inclusive, en EUA abundan las ciudades-santuario, que promueven los derechos humanos y el empoderamiento de las comunidades, y que salvaguardan a los inmigrantes indocumentados de la deportación.
En metrópolis como Nueva York, Los Ángeles, Chicago, San Francisco, Houston y muchas más, todos los miembros de la comunidad pueden acceder a los servicios de la ciudad sin que se les pregunte cuál es su estatus migratorio. Lo mismo existen condados, estados y distritos santuarios.
Pero Donald Trump ya amenazó a estas entidades. No resulta extraño, claro, pero quizá no mida las consecuencias que, por ejemplo, tendría el arresto de migrantes en una parroquia, mientras celebran a la Virgen de Guadalupe.
Creo -¿deseo?- que alguien de su equipo aporte la sensatez que no tiene el delincuente, defraudador fiscal, supremacista blanco, racista, acosador, promotor del asalto al Capitolio, misógino y próximo primer mandatario norteamericano. Quizá por todas estas características la revista Time lo acaba de nombrar ‘la persona del año’.
Pro-vocación
El neo cardenal Timothy Radcliffe se encargó, junto con la hermana Maria Ignazia Angelini, OSB, de las meditaciones en la pasada Asamblea del Sínodo. Me llaman la atención dos recientes declaraciones a nuestra revista. La primera. Al alabar a su compañera Angelini afirmó que ella “sería una magnífica cardenal”. La segunda: “Muchos sacerdotes podrían ser más felices si estuvieran casados”. Órale. Mujeres con el capelo cardenalicio y celibato sacerdotal optativo. ¿Tendrá visión de futuro este dominico de 79 años?