Rixio Portillo
Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey

Tucho Fernández comenzó su trabajo de intérprete


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El nombramiento de Víctor Manuel Fernández como prefecto para el Dicasterio de la Doctrina de la fe, sin duda alguna, marca un cambio importante en el presente y el futuro de la Iglesia. 



Que el papa Francisco confíe a un teólogo argentino, el resguardo y la custodia de la fe no es poca cosa; incluso un signo de madurez en el pensamiento teológico latinoamericano, aunque el nuevo prefecto estudió en la Universidad Gregoriana de Roma, por lo que dicha elección reconfigura la Curia y los pasos a seguir en el pontificado. 

Si bien es cierto, la universalidad de la Curia Romana no comenzó con Francisco, no obstante, los nombramientos salidos de la periferia si han sido una constante en los cambios del papa; unido a la promoción de los segundos al mando, como el caso del hoy retirado con honores, el jesuita, Luis Ladaria.

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Tucho se entrena 

Aunque en varios medios insisten con etiquetas y calificativos, la teología de monseñor Fernandez es sencilla pero de gran profundidad en términos bíblicos y solidez con la tradición, lo cual, no es lo mismo que rigidez.

Y aunque aún se espera que en el mes de septiembre inicie su servicio a la Iglesia, ante el dicasterio que presidió Ratzinger durante más de dos décadas, inconscientemente ya ha comenzado su trabajo. 

En la carta que le dirige el papa Francisco ante el nombramiento, hay un párrafo que ha abierto un sin fin de interpretaciones: 

“El Dicasterio que presidirás en otras épocas llegó a utilizar métodos inmorales. Fueron tiempos donde más que promover el saber teológico se perseguían posibles errores doctrinales. Lo que espero de vos es sin duda algo muy diferente”, le escribe el papa.

Los métodos inmorales han sido relacionados a épocas recientes, pero Bergoglio mismo ha criticado cualquier tendencia ideológica del evangelio. Sobran declaraciones y comentarios en esta línea. 

Por su parte, el nuevo prefecto, monseñor Fernández, envió un mensaje a la Arquidiócesis de la Plata, invitando a sus fieles a la misa de despedida, y no sé si con toda intención, o sin ella, interpreta al papa Francisco:

“Este Dicasterio en otros tiempos se llamaba “Santo Oficio”, y era el terror de muchos, porque se dedicaba a denunciar errores, a perseguir a los herejes, a controlar todo, llegando incluso a torturar y matar. No todo era así, pero esta es parte de la verdad”, dice la misiva. 

Es decir, el papa no se refería a la Congregación de la Doctrina de la Fe en tiempos de Ratzinger, y me atrevería a decir que ni siquiera al tiempo de Ottaviani, pues aunque puedan haber decisiones cuestionables, vaya, no se hicieron torturas en la contemporaneidad. 

Predicar la fe con el testimonio 

El papa Francisco sigue dando pasos hacia el futuro, en cambios que quizás no verá pero que si ayudó, desde lo poco, a navegar la Iglesia en un mundo tumultuoso y dividido por conflictos que necesita ser iluminado por la luz y el testimonio de la fe. 

Por eso, acompañemos a monseñor Fernandez con la oración y el apoyo sincero por el bien de la Iglesia, con la teología revelada a los sencillos y a los pequeños (Cfr. Mt 11,25).


Por Rixio  Gerardo Portillo Ríos . Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey.