Iniciamos un año nuevo y les deseo de todo corazón que sea un tiempo de retos y de esfuerzo, porque hemos venido a esta vida a resolver, aportar y a compartir. Un adagio dice: “Si las cosas se hicieran fácilmente, cualquiera las haría”. Hemos sido llamados a realizar cosas excepcionales, no aptas para tibios, ni mucho menos para quienes no desean esforzarse.
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Quienes seguimos o intentamos seguir el mensaje del amor de Dios, debemos arriesgarnos, salir de nuestra comodidad y dejar nuestras seguridades para vivir la compañía perfecta; de lo contrario, nos quedaremos en el intento. Es un año para arriesgarnos, para ayudar y emprender nuevas experiencias, es momento para hacer aquello que hemos pensado era imposible, ha llegado el tiempo de poner nuestra confianza en quien puede hacerlo posible.
Sin embargo, siempre he dicho: “La cabeza en el cielo y la tierra en los pies“. No es hacerlo sin bases, se trata de hacer aquello que está en nuestras posibilidades y que probablemente no nos habíamos arriesgado a hacer. Amar, ayudar, dar, acompañar o acoger ¿Verdad que son cosas posibles y que en ocasiones postergamos? Tener una actitud más abierta con nuestros semejantes, ser más cercano con los integrantes de nuestra familia, respetar las diferencias o hacer algo por los más necesitados, con lo débil, Jesucristo hace cosas grandes.
Un corazón limpio para seguir
Hay mucho dolor en el mundo y nosotros podemos hacer algo para mitigarlo. El amor de Dios nos recuerda que solo con Él, podremos hacer algo con nuestra nada, que camina con nosotros y entre nosotros, que su amor puede, aunque creamos que no, nuestro dolor, angustia e indecisión se ven superados porque nos entiende, porque todo es posible a su lado.
Pablo de Tarso gritaba a Dios pidiéndole ayuda y escuchó que le decía: “Pablo, no temas. Te basta mi gracia, porque mi fortaleza ayuda en la debilidad del hombre”. El mundo es de los decididos, el triunfo en la vida es de quienes confiamos, Dios salva ¿Te sientes salvado por Cristo? ¿Crees que este año que inicia será diferente?
“Vengan a mí los cansados y agobiados por la carga de la vida, que yo les ayudaré. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.
Un corazón limpio es lo que se requiere para seguir y avanzar en este mundo donde se ha impuesto la maldad, donde cada vez más prevalece el odio y el egoísmo. La pregunta es: ¿Cómo avanzaremos en esta nueva oportunidad que tenemos? ¿Será un año más que acumularemos? Confiemos en las promesas de Dios, dejemos a un lado nuestra seguridad con la que vivimos.
El Año Nuevo 2023 es para emprender, crecer, fortalecernos y una oportunidad para luchar por todo en lo que creemos. Más sonrisas, más lágrimas, más aprendizaje y más vivencias, que al final es todo lo que nos llevaremos de este viaje. Busquemos los tesoros del cielo con el mismo ánimo que lo hacemos con los tesoros terrenales. Mis oraciones para ustedes lectores de este espacio, gracias por su valiosa lectura y les deseo de todo corazón un bendecido Año Nuevo.