Rafael Salomón
Comunicador católico

Un campo laboral que ‘engulle’


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Estaba conversando con un amigo quien me comentó que la vida laboral le está devastando, me dijo que ya no tiene tiempo para disfrutar, que todo es trabajar y ser productivo; realmente pude percibir un gran agobio en sus palabras, especialmente porque su juventud se le escapa. Entre las cosas que comentamos me pidió que le sugiriera alguna película para volver a su centro y valorar una vez más la vida.



Con una película no creo que pueda resolver lo que está viviendo, aunque me atreví a sugerirle ‘Hombre de familia’ con Nicolas Cage, donde se aborda el tema de valorar a la familia por encima del trabajo. Lo más triste de todo esto, es que muchos jóvenes, así como mi amigo, entran al mundo laboral con la falsa esperanza de que encontrarán aquello que su corazón anhela: dinero, reconocimiento, éxito y una vida soñada.

La verdad es que están muy lejos de esa fantasía, el campo laboral los ‘engulle’ conviertiéndoles en mano de obra para alimentar un complejo sistema en el que ellos son la energía que mueve el inmenso aparato de producción, en diferentes áreas y niveles, son los que están muchas horas trabajando con la esperanza de un ascenso, de una mejor posición o esperando una remuneración económica que seguramente nunca llegará.

Incertidumbre, explotación y abuso

También debemos cuestionar a los mejores lugares para trabajar, empresas que así se hacen llamar por la cantidad de beneficios que ofrecen a sus colaboradores-trabajadores; sin embargo, no queda la menor duda de que en esos lugares también existen prácticas de trabajo extenuante. Es un mal de la humanidad, el trabajo es visto como una necesidad de la cual algunos corporativos se aprovechan al punto de convertir una actividad loable en un abuso.

Mujer en trabajo de oficina

Mujer en trabajo de oficina. Foto: Unsplash

Todos deberíamos trabajar en condiciones dignas, seguras y desarrollando nuestros potenciales; sin duda, siempre habrá sus excepciones, pero en general, la vida laboral está rodeada de temas de incertidumbre, explotación y abuso. Argumentos que no debemos ignorar y en caso de que sucedan, expresar nuestra opinión, levantar la voz, entendiendo que eso pondría en juego nuestra posición en la organización.

Las prácticas que se llevan a cabo en las pequeñas, medianas y grandes empresas siempre son las mismas: emplean criterios donde el trabajador, proveedor o colaborador firman acuerdos poco justos para ellos. En el ámbito laboral no existe el primer o tercer mundo, la responsabilidad se convierte en la prioridad y la exigencia cada vez es más alta.

Seres humanos que entregan todo y más

La globalización nos ha impulsado a todos a mejorar, esforzar y hasta copiar formatos para obtener los más altos niveles de desempeño laboral, para alcanzar objetivos y metas inimaginables a un costo enorme: la salud y el desgaste de seres humanos que entregan todo y más.

“Al menos 9 de cada 10 personas que está en condiciones de trabajo forzoso labora en el sector de los servicios, industria manufacturera, construcción, agricultura y trabajo doméstico. Bajo esta clasificación hay más de 3.3 millones de niñas, niños y adolescentes”. (Organización Internacional del Trabajo)

Es una triste realidad, el trabajo es la nueva esclavitud, donde el ser humano deja de valer por lo que es, para convertirse en una máquina que produce y que es desechada cuando deja de hacerlo. Las políticas y formas de abordar el tema siempre son para ‘limpiar’ las conciencias de los líderes, pero al final siguen existiendo personas que trabajan en condiciones de explotación, realizando una actividad de forma mecánica e inhumana para cumplir con la cuota de producción.

Explotar a la gente en el trabajo para enriquecerse es transformarse en sanguijuelas y un pecado mortal”. (Papa Francisco. Ciudad del Vaticano, 19 de mayo de 2016).