VIERNES
Separar o no al abusador de su obra. ¿La genialidad puede abrirse hueco en la oscuridad? No sé si la solución pasa por el gotelé a diestro y siniestro por temor a contagiarse del agresor. Pero tampoco acabo de ver que se caiga en esa misma disociación que sufren los depredadores sexuales, exaltando su legado en tiempos de pocas loas. El corporativismo adolece de esa desconexión patológica de reconocimiento del pecado. De admitir el delito.
- PODCAST: Los teólogos ya no van a la hoguera
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SÁBADO
Francisco suelta hoy que no pocas homilías son “un desastre”. Una década después de ‘Evangelii gaudium’, hay quien no se ha asomado ni tan siquiera a los nueve epígrafes dedicados a los sermones. Hay tanto que hacer en la parroquia…
DOMINGO
Carta de Pablo a los Corintios. No sé si me consuela o me preocupa todavía más que aquellos ya se enzarzaran como si no hubiera un mañana por ver quién mandaba. “¿Está dividido Cristo?”. A responder tipo test en primera persona.
LUNES
Cuando a un amigo le adelanto que hemos constatado que “los teólogos ya no van al infierno”, me deja caer con toda la sorna que le cabe: “¿Ahí tampoco los quieren?”.
MARTES
Alguien comparte sus reflexiones sobre el legado de estos años por encima de suspicacias y papolatrías: “Francisco es más grande que Francisco y la Iglesia es más grande que la Via della Conciliazione”.
MIÉRCOLES
Llega a mis manos el nuevo libro del cardenal Müller. El prefecto emérito comparte resentimiento con Georg. Pero con un razonamiento minuciosamente hilado para revestirlo de argumentario cuasi magisterial. Lo mismo tira por tierra a su jefe, al que acusa de dejarse llevar por los vientos del primero que se le cruza por el camino, que cuestiona a Benedicto XVI por renunciar.
A la vez, sorprende a los adeptos de viejas formas, en tanto que es capaz de guiñar un ojo a la Teología de la Liberación por la vía de Gustavo Gutiérrez y coquetea sin miramientos con la posibilidad de que las mujeres sean nuncios o secretarios de Estado. Hasta aplaude ‘Laudato si’’ como legado pontificio. En medio de todo, rechina que un riguroso emérito hable de oídas de cómo se funciona en la Archidiócesis de Barcelona. ‘Opino de que’ lo llaman los Ojete Calor.