JUEVES
Me encuentro con Alicia y su marido en la feria vocacional. Al frente de un grupo de las calasancias y con sus hijos como peregrinos. Abrazo que sabe a mucha pastoral trabajada los viernes por la tarde, en intercolegiales, campamentos y fiestas de guardar. Sin perder las ganas ni dejarse embaucar por las tensiones del momento. Todo lo contrario. La pillo animando a los chavales a acercarse a confesionarios reciclados para encontrarse con el sacramento de la reconciliación. Las pastoras daimieleñas son así. Lo mismo valen para un roto que para un descosido.
VIERNES
María, Amanda y Marian no se vienen abajo. El sol quema. Las temperaturas asfixian. El cansancio se acumula. Pero ellas están tan frescas. Y felices. Ese “todos, todos, todos” de Francisco se les ha quedado adosado al corazón. No hay quien se lo rebata. Aunque tenga mitra y busque pontificar. El Pontífice es otro.
SÁBADO
Por la mañana, Francisco en Fátima. Se escapa del guión que traía preparado de Roma. Es la enésima vez que procede así en Lisboa. Tiempo les falta a algunos para elevar a categoría de titular lo que ni siquiera es un rumor: el Papa está perdiendo la vista y por eso improvisa. Curioso. Los mismos que dan por ciego al Pontífice difunden una sanación de la mirada de una adolescente. El runrún es tal que la Santa Sede sale al paso desmintiendo otra vez un percance inexistente en la salud del Pontífice. Basta ver que el Papa se vino arriba en cada uno de sus discursos. O dicho de otra manera, en la JMJ se ha coronado como ‘el rey de las morcillas’, esto es, un maestro en encontrar ganchos para captar la atención de sus interlocutores.
Vigilia. Llevo unas cuantas JMJ a las espaldas. Es habitual multiplicar los testimonios, engrandecer piezas musicales, eternizar el guión… Nada de eso ocurre a orillas del Tajo. Agilidad en los tiempos. Espectacularidad con los drones. Y una mujer como directora de orquesta en el atardecer de la Iglesia. No es una metáfora.
DOMINGO
Nunca me dejaré de asombrar ante esa alfombra humana sin final de la JMJ. Nunca.