JOSÉ LORENZO | Redactor jefe de Vida Nueva
“La Iglesia española debiera ser una de las más urgidas a estudiar las palabras del Papa y contrastarlas con la opción evangelizadora que se ha venido llevando a cabo”…
Hay quienes esperan a las reformas en la Curia romana como el punto de partida de los cambios para la renovación eclesial de Francisco. Sin duda será una ayuda para llevar a cabo lo que tiene en la cabeza, pero sus líneas maestras ya están expuestas. Basta repasar sus dichos y hechos en Buenos Aires o releer los discursos en Río, que bebían ya –con expresiones textuales– de aquella época. Por eso, quien quiera saber qué se le exigirá a la maquinaria vaticana, ya tiene donde buscar. Y, de paso, se dará cuenta de que las exigencias no van a ser solo para esa élite eclesiástica, sino también para cada Iglesia particular.
Es este, pues, un buen momento para las auditorías. Algunas conferencias episcopales latinoamericanas llevarán a sus próximas plenarias los textos del Papa en Brasil, sobre todo el que dirigió al CELAM. Se trata de contrastar las reflexiones del sucesor de Pedro con las líneas pastorales que se están siguiendo.
Es un gesto de humildad, pues si algún cuerpo episcopal está imbuido del pensamiento de Bergoglio es el de aquellas latitudes, con el que pensó, discutió y escribió el Documento de Aparecida, y con el que se embarcó en la Misión Continental.
En noviembre, los obispos españoles se reúnen en Asamblea Plenaria. Y aunque hasta marzo de 2014 –cuando se celebran elecciones en la Conferencia Episcopal Española y se pone sobre el papel fin a la etapa presidencial del cardenal Rouco– muchos tendrán la cabeza en otro sitio o, simplemente, a resguardo, sin embargo la Iglesia española debiera ser una de las más urgidas a estudiar las palabras del Papa y contrastarlas con la opción evangelizadora que se ha venido llevando a cabo.
Al parecer, en la Plenaria de marzo pasado hubo un intento de analizar, en sesión reservada, la situación de la Iglesia en nuestro país y su respuesta a los retos del momento, monumentales. No fue posible. Había demasiados demasiado noqueados por el clima de fin de época tras ver en un balcón a un papa latinoamericano. ¿Tocará en noviembre? Aunque Francisco ya gane él solo batallas por la CEE (desde su elección, más españoles se declaran católicos), aquí tenemos más urgencia de una “auditoría” que en América Latina.
En el nº 2.861 de Vida Nueva.
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