Rafael Salomón
Comunicador católico

Una etapa de tristeza y nostalgia


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Escuchaba al locutor de una estación quien se estaba despidiendo de su audiencia pues llegaba el momento de su jubilación, se sentía tristeza y sin duda nostalgia adelantada porque por más de cuatro décadas estuvo al frente de esa emisión. Las últimas palabras que pronunció fueron: ¡Esto se acabó! Y con un nudo en la garganta se despedía para siempre del programa radiofónico.



La jubilación es un tema que vale la pena reflexionar, ya que en el caso de que lleguemos, la pregunta sería en qué condiciones nos encontraremos. Hay quienes no se preparan para este acontecimiento y desafortunadamente llegan con algunas enfermedades o sin la prevención necesaria, esto claro que traerá consecuencias y la calidad de vida no será la mejor.

También hay otro tema a reflexionar y me refiero a que para algunas personas jubilarse es sinónimo de libertad, pero para otros el significado es de angustia, porque detendrán algo que realmente les apasiona y eso les causa una profunda tristeza.

No significa que se esté llegando al final

Es un tiempo de pérdida y se debe ser consciente de que traerá consecuencias, positivas o negativas. Muchas personas enfrentan esa nueva etapa de su vida con muy buena actitud; sin embargo, otras se enferman, no encuentran su lugar y comienzan a hacerle la vida imposible a los que más quieren, tienen más tiempo para observar a los demás y señalar sus fallas.

mar, arena y sillas

Mientras escribo esta reflexión, se acerca la encargada de la cafetería a la que frecuento asistir y me ofrece un café, diciéndome que este iba por su cuenta y la razón es que se va a jubilar. Me sorprendió la extraña coincidencia, le deseé lo mejor y pude ver cierta nostalgia en su rostro, la dinámica diaria de los clientes y su vida cambiarán sin duda. Vivir esta etapa no significa que se esté llegando al final ¡Por supuesto que no!

Y es que cada momento debe ser vivido en plenitud, claro que el tiempo adquiere otro valor, pero es sólo eso, valorar y cuidar nuestro presente. “Nadie se jubila de una pasión” y eso debemos reconocerlo, seguiremos realizando aquello que le da sentido a nuestras vidas y es que es la inspiración de cada persona. Se termina una etapa, para darle paso a otra y aceptarlo nos ayudará a vivir plenos.

Continuar y seguir desarrollándose

En la Biblia ya se mencionaba también la jubilación, encontramos lo siguiente: “…desde los cincuenta años cesarán de ejercer su servicio, y no servirán más”. Números 8, 25.

Esto ha cambiado y es que los adelantos tecnológicos nos han ayudado a que podamos seguir siendo productivos, de manera que, a la edad de cincuenta años la persona tiene muchas oportunidades para continuar y seguir desarrollándose, esto tendrá que hacerlo por su cuenta, ya que las empresas parece que siguen al pie de la letra el texto bíblico.

El tema espiritual también se agudiza y es que, si bien es cierto, el tiempo comienza a valorarse más, por eso se busca tratar de reparar aquellas acciones que se cometieron en tiempos pasados. A la jubilación se le ve muy lejana; sin embargo, para algunos está a la vuelta de la esquina, tratemos de valorarla en la medida que nuestros años nos permitan recibirla, es una nueva etapa, llena de retos y de pérdidas, como la vida misma.