Del 17 al 24 de mayo, el papa Francisco nos anima a todos, cristianos o no, a participar en esta iniciativa global. Coincidiendo con el V aniversario de esta carta encíclica Laudato si’ y, bajo el lema “Todo está conectado”, se nos invita a todos a la reflexión, la oración y a poner en marcha acciones decisivas para proteger la Casa común.
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La página oficial de este proyecto incluye una agenda de eventos interactivos ‘online’ que culminarán el día 24 con un espacio de oración mundial. Las actividades se pueden encontrar por fecha, por ubicación o por palabra clave con ayuda del buscador, o bien se puede acudir a la lista de eventos en español, con los respectivos enlaces. Entre los eventos programados existen diversos ‘webinars’, reflexiones, o experiencias y oraciones compartidas como el denominado “Rosario por la Tierra”.
Pretende ser un tiempo de celebración, pero también de preparación para que, tras lo aprendido en estas experiencias de dolor, de preocupación y de confinamiento que vivimos hoy, sepamos alumbrar un futuro más respetuoso con nuestra Casa común.
Los actos quieren ir mucho más allá de lo simplemente conmemorativo y se consideran un anticipo preparatorio de lo que será en el próximo septiembre el llamado Tiempo de la Creación (‘Seasons of Creation’), una celebración anual de oración y acción que se incorporará permanentemente al calendario litúrgico interconfesional, con la biosfera como el gran templo de todas las religiones. Se celebrará entre el 1 de septiembre y el 4 de octubre de cada año, con la colaboración del Movimiento Católico Mundial por el Clima.
El papa Francisco nos hizo a todos una invitación formal a participar en el evento desde este videomensaje difundido el mes pasado desde Roma.
Ojalá el tiempo del poscoronavirus vea surgir un nuevo humanismo que alumbre iniciativas eficaces, nos aleje del desarrollismo explotador y nos conduzca por caminos de sostenibilidad más fraterna. Que en este tiempo Dios nos abra los ojos y el corazón para que entendamos que el bienestar del ser humano, para ser equitativo y duradero, debe pasar por el bienestar del planeta y la conservación de su frágil equilibrio.