Una Plenaria gris


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Pepe LorenzoJOSÉ LORENZO | Redactor jefe de Vida Nueva

“No basta escudarse en la tarea que ya desempeña Cáritas ni en los cinco millones de euros de donativo que le hará la CEE (esperemos que esta vez sin foto). Hay palabras que nunca están de más…”.

“Gris, muy gris”. Así calificaban algunos obispos su ultima asamblea plenaria de este 2011, convertida en una nueva exaltación de la JMJ del pasado verano en Madrid.

Nadie discute el éxito de convocatoria ni organizativo de un evento que viene ocupando los afanes pastorales de la Iglesia en España desde hace unos años. Y es razonable que se organice un congreso nacional de pastoral juvenil para aprovechar el impulso recogido. Sería también, además, muy conveniente que se contase con la voz de los jóvenes en ese encuentro, sin duda muy valiosa de cara a la Nueva Evangelización.

Pero dejar pasar esta cita episcopal, que se celebró coincidiendo con unas elecciones generales, y en una situación agónica, tanto política, como social y, desde luego, económica, es una oportunidad perdida para incidir un poco más en esa tarea evangelizadora, en ofrecer una palabra de sentido en medio de la incertidumbre reinante.

Porque hablar de esta crisis económica, financiera, laboral, social y de sistema es también evangelizar, es ofrecer el mensaje del Evangelio para este momento de tanta desesperanza, es analizar a la luz de la Palabra de Dios un tiempo igualmente gris oscuro casi negro…

¿Y por qué se ha desaprovechado? Ahora se dice que por miedo a molestar al Gobierno entrante, que bastante tiene con lo que tiene… ¿Y por qué no se hizo antes? Pues por temor a incomodar a quien tenía que facilitar que la JMJ no descarrilase antes de echar a rodar.

El Papa acaba de decir que el desempleo y la precariedad atentan contra la dignidad humana. Y España, campeona del mundo en la modalidad, tiene cinco millones de personas heridas en lo más hondo. No basta escudarse en la tarea que ya desempeña Cáritas ni en los cinco millones de euros de donativo que le hará la CEE (esperemos que esta vez sin foto). Hay palabras que nunca están de más. Los españoles acaban de legitimar en las urnas sacrificar parte de su bienestar. Es tarea de la Iglesia infundirles esperanza, hacerles ver que no caminarán solos.

Como institución colegiada, la CEE ha perdido otra gran ocasión. La mayoría de los obispos, ciertamente, no esperaban otra cosa. Al volver a sus diócesis ya tratarán de enmendarlo.

En el nº 2.779 de Vida Nueva.

 

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