Las actitudes y comportamientos en las relaciones sentimentales y familiares reflejan muchas veces heridas no curadas del pasado, que condicionan el buen desarrollo de aquellas. Tiene una especial incidencia la violencia sexual que se manifiesta en fenómenos diversos como la pornografía, la prostitución, el acoso o los asaltos sexuales. Muchos de ellos son sufridos en la juventud temprana, lo cual impacta muy negativamente en la confianza, la autoestima, la seguridad y la percepción que se tiene de los varones y la relación con los mismos.
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Distintos estudios han incidido los últimos años sobre el acoso sexual en la universidad. Recientemente, en abril del año 2021, la profesora Victoria Fernández-Cruz –de la Universidad Internacional de Cataluña– ha hecho públicos resultados de una encuesta en la Revista Española de Medicina Legal. Gracias a una muestra de 1.773 casos de toda España, señala que el 35% de los universitarios han sufrido acoso sexual –aunque, como el mismo estudio advierte, puede que exista un sesgo ya que el 71% de la muestra la formaban mujeres–. No obstante, es una aproximación al problema que, sin duda, tiene dimensiones preocupantes. El 63,9% conocía a quien les atacó. Solamente el 5% ha denunciado y de esas denuncias, solamente el 8,6% se materializó en tribunales.
⏯️ Universidades sexualmente heridas (2)
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— Revista Vida Nueva (@Revista_VN) April 27, 2021
Otro estudio de 2019 realizado por Juan Pedro Martínez Ramón, Cecilia Ruiz e Inmaculada Méndez Mateo, investigadores de la Universidad de Murcia, estudió el acoso sexual en una sola universidad española. Realizaron una encuesta a 765 estudiantes de todos los niveles universitarios. Hallaron que el 14,3% de los encuestados había sido víctima de algún tipo de agresión sexual.
Al analizar las situaciones en que se producen las agresiones, las estudiantes destacan que un 39,2% las ha sufrido en las propias aulas y el 38% durante la realización de trabajos grupales. El fenómeno del acoso sexual universitario ha alcanzado volúmenes alarmantes que han estado largo tiempo siendo ignorados pese a las denuncias.
El año 2014 Estados Unidos encaró por fin la realidad de la violencia sexual en sus campus universitarios y eso tuvo un impacto en la conciencia internacional sobre la cuestión. Fue precisamente Joe Biden, entonces vicepresidente, quien lanzó una campaña nacional para proteger a los estudiantes contra los asaltos sexuales. Se emprendieron distintas campañas públicas y civiles para concienciar y protestar acerca de esta realidad tan extendida.
Un universitario es víctima cada dos minutos en Estados Unidos
Westat –una agencia consultora de Maryland especializada en salud y política social– ha realizado informes en 2015 y 2019 para la Asociación de Universidades Americanas. Están basados en un sistema de encuesta a más de 180.000 estudiantes de todas las universidades estadounidenses.
El resultado principal es que el 13,8% de todos los estudiantes han sufrido violaciones o asaltos sexuales realizados con intimidación física. Aumenta entre quienes están en sus primeros años de carrera y en esas franjas llega a afectar al 26,4% de las estudiantes y el 6,8% de los varones. Las encuestas de Westat muestran que cada 2 minutos un estudiante universitario es víctima de un asalto sexual en Estados Unidos.
Si ampliamos la mirada a todo tipo de acoso sexual físico –besos o tocamientos no deseados–, el porcentaje se eleva al 19%. Los datos son escalofriantes. Se señala un 7,3% de penetraciones con violencia física a estudiantes de primeros cursos. En su conjunto, el 41,8% de los estudiantes han sufrido acoso sexual en sus diferentes grados –desde acoso verbal a su peor expresión- desde que comenzaron sus estudios universitarios.
Casi el 100% de los violadores son hombres
El 99% de las personas que comenten violaciones son varones, aunque también son víctimas. El 27% de los varones ha sufrido algún tipo de violentamiento sexual y uno de cada 33 han sido víctimas de un intento o consumación de violación.
Otro dato muy significativo es que en un porcentaje entre el 70 y el 80% de estos asaltos sexuales, el asaltante o la víctima habían abusado del alcohol. Los estudiantes que abusan del alcohol, señala también la investigación, tienen ocho veces probabilidades de cometer un asalto sexual, que quienes solo beben moderadamente.
El 25% de los asaltos han sido realizados dentro del campus. Estos delitos no ocurren solo en secreto, sino que hay un ambiente de personas que son testigos de ellos y suceden con no poca frecuencia con impunidad. El 7% de los universitarios han sido testigos de acosos sexuales, el 13% intimidaciones sexuales, el 15% situaciones que pueden llevar a asaltos sexuales y el 26% comentarios o actitudes acosadoras.
Solo el 29,5% de esas mujeres víctimas y el 17,8% de varones contactaron tras la violación con algún programa o recurso. Más de dos tercios permanecen impunes. Lo más frecuente es que acudan a un programa de asesoramiento (46,8%) y solo el 20,6% de las víctimas acude a la policía).
En comparación con la encuesta anterior de 2015, los asaltos sexuales aumentaron en general, especialmente un 3% contra las jóvenes que estudian sus primeros años (contra los varones en esos primeros años también aumentó el 1,4%).
Son datos alarmantes que nos exigen erradicar una cultura sexual predatoria que primero superficializa la relación sexual, cosifica al otro y finalmente abusa de él. Eso provoca daños psicológicos y morales que se prolongan en el tiempo y distorsionan nuestros vínculos emocionales, de pareja y familia. Tiene impacto también en cómo educamos a nuestros hijos.
Una parte del trabajo con las parejas y familias consiste en la sanación de esas heridas sufridas por acosos y ataques, y no es fácil pues han sufrido una doble victimización al hacerlos invisibles o no haber sido capaces de denunciar o compartir dichos hechos. También se requiere un trabajo no menos profundo con aquellos varones que han sido protagonistas de esa violencia contra otros. Y también se requiere un compromiso decidido por su prevención, transformando la cultura sexual y garantizando la seguridad de los estudiantes, especialmente las mujeres, en todos los espacios. Es necesario sanar un mundo sexualmente herido.
Referencias:
- Cantor, David et al. (2020). Report on the AAU Campus Climate Survey on Sexual Assault and Sexual Misconduct. Washington: Asssociation of American Universities (17 enero 2020).
- Martínez, Ramón; Ruiz, Cecilia; Méndez Mateo, Inmaculada (2019). Víctimas universitarias de acoso: un estudio sobre factores temporales y situacionales. European Journal of Investigation in Health, Pscyhology and Education, vol.9, no.3: pp.149-157.