Rafael Salomón
Comunicador católico

Vencer las tentaciones en Cuaresma


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Revisión, conversión y reconciliación, en esta Cuaresma, nuestra vida debe ser evaluada desde estos aspectos para poder aprovechar el tiempo que se nos presenta como una gran oportunidad para transformar nuestra existencia. Entraremos en un desierto, con una disposición de reparación y purificación, sabiendo que, se presentarán tentaciones que en ocasiones serán difíciles de superar y es que el mal, nos conoce tan bien que nos tienta en nuestras debilidades.



Como nuestra vida está centrada en nosotros mismos, el egoísmo y vanidad nos seducen para confirmarnos como lo más importante y entonces, están nuestras necesidades y gustos por encima de los demás. El mensaje que debe permanecer en nosotros será la respuesta que le ofrece Jesús al maligno: “No solo de pan vive el hombre”. Lucas 4, 1-13.

En esta Cuaresma debemos recurrir al mensaje que nos hace sentir la fortaleza espiritual y alejarnos de las cosas materiales que nos encadenan, son tentaciones que se muestran como prosperidad en nuestra vida; sin embargo, nos encadenan y nos impiden vivir sin libertad. No digo que las cosas materiales no sean necesarias, pero debemos encontrar la justa medida y no dejarnos seducir por ellas.

Humildad y servicio

Las cosas del mundo nos corrompen cuando no encontramos el equilibrio, comenzamos a depender de ellas y casi de manera involuntaria nos alejamos de Dios. Este tiempo cuaresmal debe inspirarnos para alejarnos de las tentaciones que el mundo nos ofrece, porque lo único que desea es quitar nuestra atención para centrarnos en el poder y en el beneficio de nuestros deseos.

mujer, cruz

Mujer hincada ante la cruz. Foto: Unsplash

Por ello, es vital ejercitar la austeridad, el sacrificio y el autocontrol, para frenar el impulso de nuestros deseos y centrarnos en el camino del esfuerzo. La humildad y el servicio serán muy importantes en nuestras luchas diarias, las cuales nos permitirán alejar las tentaciones. Dejemos de hacer un Dios y una religión a nuestra medida, según nuestros caprichos y entreguémonos con fidelidad, honestidad y certeza para controlar las pasiones.

Que esta Cuaresma sea un tiempo diferente, no una temporada más y demos al mal la respuesta que lo aleje de nosotros, así como lo hizo con Jesús. Entiendo lo complicado y difícil que puede ser este enfrentamiento, del cual, probablemente no saldremos victoriosos, pero no debemos quedarnos en esa derrota, nuestro espíritu debe estar dispuesto para volver a iniciar y una vez más intentarlo, las caídas sucederán, debemos levantarnos y continuar.

Con la fuerza en Dios

“¡Levántate, resplandece!”. Isaías 60,1-6.

La vida misma es una Cuaresma constante, donde las tentaciones surgen en todo momento, por eso debemos estar dispuestos a enfrentar esta lucha contra el mal en todo momento y todo lugar. Nuestra fuerza está en Dios y solo en Él podremos salir adelante.

Sin duda, nuestra percepción de este tiempo litúrgico cambia radicalmente cuando comprendemos que nuestra existencia es una constante lucha contra las tentaciones que lo único que desean es alejarnos del verdadero amor y quieren distraernos para cualquier otro fin, menos el de vivir en amor y serenidad. Hagamos de esta Cuaresma un tiempo permanente en nuestras vidas.