A pie de calle

Ianire Angulo Ordorika
Profesora de la Facultad de Teología de la Universidad Loyola

Humanidad compartida

Hay acciones que significan mucho más de lo que son, gestos que resultan mucho más elocuentes que aquello que decimos. No me refiero, aunque podría ser, a cómo el comportamiento denigrante para con las mujeres de cierto político es mucho más expresivo que todos los discursos pro-femeninos y anti-patriarcales que le precedieron. Apunto, más bien,

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Izal y la mujer de verde

Dicen que la gente se divide entre quienes son nocturnos y se acuestan tarde y aquellas otras personas que al final de la tarde no pueden más con su vida, pero amanecen muy temprano. Este empeño por clasificar a las personas no se reduce a ser búhos o alondras. WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir

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Disfrutar de lo pequeño

Los medios de transporte, en general, producen en mí un fuerte efecto somnífero. Basta entrar en un avión y, entre el hilo musical y el ruidito de los motores, no es difícil que acabe en los brazos de Morfeo antes incluso de despegar. Confieso que me encanta esa capacidad mía de dormirme hasta en el

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“Dios, si existes, gracias”

Lo de mis raíces urbanitas es más que conocido. Una servidora no puede evitar ser más de ciudad que una alfombra, por mucho que le encanten ciertas costumbres más de pueblo o, al menos, de barrio. Es lo que me sucede todas las mañanas cuando, al ir hacia la facultad, paso por delante de una

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Provocar escándalos… por amor

Soy una mujer afortunada donde las haya. Tengo la inmensa suerte de poder dedicarme a algo que me apasiona y que disfruto y, encima, haber podido convertirlo en profesión. La pasión por la Escritura me viene de antiguo, hasta el punto de que algún alumno de mi “otra vida”, como docente de Secundaria, ya me

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Cumplir “sin-cuenta” años

Una servidora está acercándose muy peligrosamente a esa edad redonda que parece una especie de ecuador existencial: los “sin-cuenta”, como dice un amigo… o el “dar la vuelta al jamón” que dice otro. En estas circunstancias brota de manera natural empezar a hacer balance agradecido de lo vivido, despedirse de todo aquello que el realismo

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La asignatura de cuidar

Cuando era pequeña siempre quise tener un perro, a ser posible un pastor alemán o un labrador. Me gustan los perros grandes, así que resulta bastante predecible que una mascota así no entraba ni en los planes de mis padres ni, por supuesto, en un piso de ciudad en el que ya vivíamos seis personas.

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Ser normal

Creo que es algo cultural, por eso de ser vasca, lo de no ser muy dada a la adulación. No es algo de lo que esté demasiado orgullosa, pero servidora ni derrocha reconocimientos hacia los demás ni se siente demasiado cómoda cuando se los ofrecen a ella. Con todo, como en el mundo de los

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Mercadona y la Biblia: de la piña al pozo

No quiero hacer propaganda a ninguna cadena de supermercados, pero aquel que tengo más cerca de casa es, precisamente, el que está dando mucho que hablar en los últimos días y el que me tiene decidida a no hacer mis compras a cierta hora de la tarde. Y es que, lo que pensé que era

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Tatuarse la piel

Cuando llega el calor y empezamos a enseñar más centímetros de piel es cuando una servidora constata que quienes no tenemos tatuajes en alguna parte del cuerpo somos “la resistencia”, una especie en peligro de extinción. Ya hablé de este tema en otra ocasión, y, en este caso, no me refiero a todos esos casos

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