La sencillez del amor

Rafael Salomón
Comunicador católico

Derecho a equivocarnos

Recuerdo aquella mujer quien apretó sus labios y con dolor me dijo: -He cometido muchos errores en mi vida y no me puedo perdonar. Coloqué mi mano en su hombro y le expresé con ternura -Estás siendo un juez muy severo contigo misma, permite que sea Dios quien te juzgue-. Siguió negando con su cabeza

Compartir