“La codicia desenfrenada por los bienes, el querer siempre enriquecerse, es una enfermedad que destruye a las personas, porque el hambre de posesión es adictiva”
“He venido con espíritu penitencial, para expresarles el dolor que llevo en el corazón por el mal que no pocos católicos les causaron apoyando políticas opresivas e injustas”, ha dicho el Papa
Durante un siglo y medio, hasta 150.000 niños y niñas fueron arrancados de sus familias y enviados a reformatorios religiosos donde se les imponía una existencia opuesta a su idiosincrasia