Clarence Gilyard, de Ranger de Texas con Chuck Norris a voluntario vicenciano

  • “Hay billones de historias que están esperando a ser contadas a través del cine”, señala el actor que es el coordinador del festival de cine ‘Encontrando a Vince 400′
  • Castel Gandolfo acogerá, del 18 al 21 de octubre, la primera muestra de películas dedicadas a la caridad, organizada por la Familia Vicenciana

Clarence Gilyard, de Ranger de Texas con Chuck Norris a voluntario vicenciano

Continúan la preparaciones dentro la Familia Vicenciana para desarrollar uno de los proyectos que han dejado las celebraciones del cuarto centenario del carisma vicenciano, el festival de cine ‘Encontrando a Vince 400‘ (FV400), que se celebrará en Castel Gandolfo del 18 al 21 de octubre de 2018. Dedicado a encontrar nuevas formas y lenguajes de presentar la fuerza de la caridad en el mundo de hoy, al frente de esta innovadora propuesta está como coordinador el actor estadounidense Clarence Gilyard, conocido por su participación en la serie ‘Walker, Texas Ranger’ o en películas como ‘Top Gun’.

El artista, en esta entrevista con Vida Nueva, cuenta qué hace un actor de Hollywood en un festival como este y cómo le sigue fascinando la vida y obra del gran santo de la caridad.

Una historia madurada por el Espíritu

PREGUNTA.- ¿Cómo llega a participar en este proyecto de crear un nuevo Film Festival con el tema central de la caridad?

RESPUESTA.-En el verano de 2011, trabajé para la sede de habla inglesa en JMJ de Madrid con el papa Benedicto XVI. Entonces conocí a una monja estadounidense muy particular… una religiosa y un grupo de jóvenes peregrinos. Pasamos un rato juntos, nos divertimos y nos hicimos unas fotografías y cuando se iban, la religiosa, la hermana Christian Price, me pidió que me planteara trabajar con ella. En ese momento ella era la Directora Nacional de Jóvenes y Jóvenes Adultos del Consejo Nacional de la Sociedad de san Vicente de Paúl en los Estados Unidos y me propuso colaborar promoviendo la espiritualidad de san Vicente entre los jóvenes ayudándolos s a desarrollarse espiritualmente y acompañándoles a diferentes experiencias de servicio. Yo le prometí que lo rezaría y cuando la veía me insistía preguntándome si el Espíritu Santo ya me había dado el empujón que necesitaba.

Pasaban los años y yo iba siendo más consciente de la presencia del Espíritu en mi propia historia. Llevaba unos 11 años sacando adelante 20 proyectos de películas y obras de teatro, cuando sucedió una cosa. En la JMJ de Cracovia con el papa Francisco, a la que también acudí para colaborar en la delegación de habla inglesa, el sacerdote Willy Raymond, de la Congregación de la Santa Cruz, mi director espiritual, me pidió que ofreciera mi testimonio ante 1.500 peregrinos de las juventudes vicencianas. Entonces me vino a la mente un fragmento de un poema sobre Dios de Francis Thompson: “Yo te sostengo de noche y de día / yo te sostengo a través de los arcos de los años, / yo te sostengo a través de los laberintos de tu propia mente… / y entre las lágrimas de la oscuridad y las risas del camino, yo estoy contigo”.

Ahora se cumplen 22 años de mi conversión al catolicismo y me voy dando cuenta que el enfoque de mi vida ha ido evolucionando y madurando y siento muy presente a Dios a través de las exigencias que mueven mi vida, mis ocupaciones, mi trabajo y mi oración. Así es como he aceptado la invitación de san Pablo de “orar continuamente ” dentro de una vida que está llena de tareas tan diversas y complejas. Desde hace 22 años soy católico, soy esposo y padre de 6 hijos, actor y, junto con mi colega West McDowell, director de cine y profesor.

Voz de los sin voz

P.- ¿Es la vida de san Vicente de Paúl y su pasión por la caridad una trama que puede enganchar a las jóvenes generaciones?

R.- Creo que san Juan de Ávila, el sacerdote y místico español, estaba en sintonía con el carisma de san Vicente de Paúl cuando nos enseñó que así como nos vemos a nosotros mismos (escuchando las historias de los otros o compartiéndolas en películas), vemos a los demás con ojos humanos; pero que cuando miramos a Cristo, vemos a nuestro prójimo con ojos cristianos… Con los ojos de Cristo yo veo, experimento, lo bueno que es alentar y amar a nuestros prójimos. Cristo nos amó y nos ha mostrado una estima que es como la relación de la cabeza con el cuerpo, el esposo ama a su mujer o la de nuestro Padre amoroso quiere a sus hijos…

En el pasado, las historias tradicionales establecían nuestro lugar en el mundo en función de dónde vivíamos, quiénes eran nuestras familias y nuestra relación con Dios. A medida que hemos evolucionado nos hemos dado cuenta de que, con sus cosas buenas y malas, debemos aprender del pasado. Aunque encontremos momentos de injusticia o desigualdad, lo cierto es que no podemos sobrevivir sin nuestras historias y que se crean continuamente nuevas para reemplazar a las antiguas.

Hoy como ayer, siguen surgiendo también algunas historias que no siempre están inspiradas por la verdad o que tiene por finalidad, por ejemplo, apoyar la economía de mercado para hacer dinero. Junto a estas hay otras muy hermosas, individuales o colectivas, que se escapan de esta lógica mercantil y que merecen ser contadas porque lo que no se cuenta parece que no existe.

Por eso, el FV400 es una respuesta a esta necesidad primordial de conectarse con este mundo y reconectarnos con la verdad de quiénes somos. Y esto es muy vicenciano. ‘Encontrando a Vince’ es una invitación a crear historias que puedan plasmar la realidad de aquellos que no pueden contarlas. Hay billones de historias que están esperando a ser contadas sobre su lucha contra la pobreza a través de este gran arte contemporáneo que es la realización cinematográfica.

Me gustaría pedir a todos que recen por nuestras películas y para que estas entretengan, instruyan e inspiren a los espectadores. Espero que cada uno de ellos piense que cada una de estas películas le habla directamente a su mente, a sus recursos y a su creatividad…

P.- ¿Es el mundo de Hollywood compatible con un compromiso profundo con la solidaridad con los más pobres?

R.- Podemos decir que Hollywood es un “sustantivo colectivo” que puede significar muchas cosas: dinero, poder, excesos… Como todo lo relacionado con las personas ha desarrollados cosas fabulosas y otras menos agradables. En cualquier lugar, y por lo tanto también en Hollywood, hay hombres y mujeres sensibles a la caridad y que ayudan a los menos afortunados porque estoy convencido de que Dios habla al corazón de todos sin excepción. Depende de cada uno de nosotros decidir cómo y qué hacer. Tanto en Hollywood, como en París y Roma, la solidaridad nace de un corazón abierto y sensible a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas.

La fuerza creativa de los jóvenes

P.- ¿De qué manera el mundo del cine y del arte pueden contar historias capaces de emocionar y tocar realmente el corazón de los espectadores?

R.-Hay que desterrar esas propuestas en las que se parte de la suposición de que una historia es la única posible, o que las vidas de un grupo son más válidas que las de los demás, o que los diferentes no tienen derecho a vivir y trabajar como nosotros…

El teatro y las películas siempre han sido lugares en los que podemos redescubrir lo que nos une, son nuestro “punto de encuentro”. Lo que cuentan las obras hace que viajemos a otras culturas, nos desafía, inspira nuestros valores y creencias… Necesitamos gente que sea capaz de seguir manteniendo estos sentimiento en el siglo XXI. La del próximo octubre es una oportunidad para descubrir nuevos recursos y herramientas capaces de alentar el cambio en el mundo, como hace con su trabajo cada día la Familia Vicenciana.

P.- El Festival de Cine quiere abrazar las creaciones artísticas de artistas más jóvenes. ¿Qué papel juegan ellos en la transformación del mundo?

R.- Rezamos para que se ponga de manifiesto la colaboración de los jóvenes con los ancianos en una causa común: la confluencia de todas las generaciones al servicio del proyecto de Dios. Y es que el arte es inspiración, creación y se desarrolla involucrando a todas las edades y muestra de nuestras comunidades tienen una historia común.

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