“Espero que las mujeres hagan mucho en los próximos tiempos”. Es algo que escribió Mary Ward hace cuatro siglos reflexionando sobre el papel de la mujer en la Iglesia y en el mundo. Este número de Donne Chiesa Mondo quiere testificar el precioso trabajo que las mujeres han desarrollado, –y siguen desarrollando–, como miembros vivos de la Iglesia y de otras culturas y tradiciones religiosas. Lo hace partiendo de una muestra representativa del compromiso de las mujeres en las universidades católicas y en las facultades de teología, especialmente en Italia.
La mesa redonda ‘La voz de las mujeres’, de Silvia Guidi, contaba con teólogas, biblistas, historiadoras y filósofas que razonan –en nombre de todas las mujeres– sobre los presupuestos que contribuyen a poner en relieve la sensibilidad y el modo de pensar femenino, dentro de la investigación y de las disciplinas de cada una. Los temas van desde el “conocer de las diferentes modalidades de ser de la mujer dentro de la Iglesia”, a la necesidad de redescubrir “una tradición de mujeres que habla, que sigue viva”, hasta la aplicación de un serio rigor en la elaboración de las categorías de estudio e investigación de la diferencia de género.
Algunas apoyan el deseo de intensificar las conexiones entre la creación artística, la teología y la espiritualidad, y otras la capacidad de encontrar correlaciones entre áreas aparentemente lejanas y distantes. Pero lo que une en particular a estas voces es el deseo de hacer hincapié en una cultura de reciprocidad entre el hombre y la mujer, en una relación libre de todo sometimiento y en el saber que también en la Iglesia, como pueblo de Dios, se necesitan unir todas las energías masculinas y femeninas para su evangelización.
Entonces el desafío es el colaborar, compartir espacios y luchar contra el clericalismo en todas sus formas, además de rezar y pensar juntos, hombres y mujeres juntos. Escuchándolas con atención, también llega de estas voces una invitación muy concreta a todas las mujeres, aunque de forma indirecta, a trabajar juntas con lealtad y confianza, transmitiendo a las generaciones más jóvenes el deseo de participar en un renovado proceso de ‘humanización’, mencionado por Carola Susani en su reseña, y a acoger ‘otras’ voces en las que siempre es posible encontrar fructíferos puntos de encuentro y diálogo, como bien nos muestra Shahrzad Houshmand Zadeh en su artículo sobre ‘María en el Corán’.
Estas voces de mujeres están destinadas a inspirar al grupo del Comité de Dirección de este periódico en su esfuerzo por rediseñar la ruta, calibrar el ritmo e identificar la meta de un camino que comenzó hace siete años. “Se necesita abrir una cantera”, dijo el papa Francisco a los periodistas en el vuelo de regreso de Río de Janeiro el 28 de julio de 2013. Donne Chiesa Mondo está dispuesto a abrirlo con valentía, amor y libertad, con fidelidad a la Palabra, con vistas a un único objetivo, el de dar el justo reconocimiento y las justas oportunidades al trabajo femenino en todos los campos, sociales y religiosos y, al mismo tiempo, promover la comunión y la unidad eclesial.
“Lo que está en juego”, readaptándolo a la expresión de Anne-Marie Pelletier, es una auténtica conversión de ánimo que permita que la relación entre el hombre y la mujer encuentre un equilibrio en beneficio de las mujeres, de la sociedad y de los diferentes credos. Esto solo será posible combinando la experiencia y la voz de hombres y mujeres en un camino común, libre de subordinación y subyugación.