Esta vez hablarán los hombres. A ellos les corresponde –con motivo del 8 de marzo, fecha en la que desde hace tiempo se celebra el Día de la Mujer– hablar del papel y la importancia que “el segundo sexo” ha tenido en sus vidas, en la construcción de su fe o en su camino religioso. Les toca también porque en este mismo mes celebramos a San José, un hombre, un santo, que supo llegar hasta el final con dedicación, fe y abnegación al lado de la “madre de Dios”.
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En las siguientes páginas, hombres que viven en la Iglesia y para la Iglesia dan su opinión sobre el pasado y el papel de la mujer en él. Y sobre el presente y futuro de su presencia. Ya que en la actualidad las mujeres desempeñan tareas y funciones diferentes a las del pasado. Y tienen importantes ambiciones y aspiraciones de futuro. Francisco ha entendido bien todo esto cuando habló de “desmasculinizar” la Iglesia abriéndola a una mayor presencia femenina.
¿Hasta qué punto las han comprendido los hombres, los sacerdotes, los obispos, los cardenales, los fieles y aquellos que pretenden seguir las palabras del Evangelio? ¿Cuánto influyeron en sus creencias y fueron importantes para su formación las mujeres, las que formaron parte de sus vidas y sus afectos y las que conocieron en su misión? ¿Cuánto de nuevo les pueden enseñar hoy? Las preguntas que los hombres de Iglesia pueden plantearse son muchas y diferentes del pasado.
La Iglesia es considerada una institución patriarcal y para muchos también misógina. Un lugar donde las mujeres están marginadas a los roles de servicio, donde las aspiraciones que han manifestado de ejercer una presencia diferente, más autorizada e influyente, han provocado no solo debate, sino también reacciones duras por parte de muchos hombres. Por eso, hemos pensado en darles la palabra, y en su totalidad, para que nos cuenten su experiencia y opinen sobre el futuro.
Pasos para el futuro
Para que contribuyan personalmente y en un debate libre a lo que –el Sínodo es la demostración más clara de ello– es uno de los problemas que, a nuestro juicio, son cruciales para el futuro de la Iglesia.
Contamos en este número con aportaciones muy diferentes. A veces, disonantes. Opiniones críticas junto con grandes esperanzas de apertura. Distintas opiniones. Es lo que pretendemos recoger en ‘Donne Chiesa Mondo’ para contribuir a que puedan darse pasos en el futuro.