Con el número de junio empezamos nuestro séptimo año de vida, entre continuidad e innovaciones. Forma parte de esa continuidad la elección, cada número, de un tema para profundizar, y ahora esta profundización va a perfeccionarse: volveremos de nuevo sobre algunos temas, como nos han pedido más de una vez. Comenzamos este número retomando el asunto mujeres e islam, argumento que empezamos a tratar hace algunos meses, y que pensamos profundizar también en el futuro, en cuanto cuestión de gran actualidad, centro de muchas discusiones y a menudo de equívocos y malentendidos.
También ahora sacamos a la luz un islam diferente al que hoy imaginamos, un islam abierto a importantes presencias espirituales femeninas, como explica Samuela Pagani en su programático artículo. El descubrimiento de las presencias femeninas no marginales en la tradición islámica será una línea roja para dibujar también en el futuro; pero prometemos afrontar temas de inmediata actualidad, como la presencia de mujeres en la yihad y las conversiones de mujeres occidentales al islam.
Proponemos también auténticas novedades: dos nuevas secciones, muy diferentes entre sí, que sustituyen a la santa del mes y a la artista: Mujeres de valor y Consagradas. Con Mujeres de valor –expresión bíblica– tratamos de ofrecer breves, pero intensas biografías de mujeres que han tenido un peso en la historia, tanto católicas como no católicas, santas y laicas. Pensamos así traer a la atención de las lectoras y los lectores mujeres poco conocidas, o de las que se ha perdido el recuerdo injustamente.
Como bien saben nuestros lectores, siempre hemos tratado de dar voz a las mujeres consagradas que contaban sus experiencias y sus reflexiones, pero desde este número la colaboración con ellas se convertirá en continuada. Con la nueva columna Consagradas queremos, de hecho, abrir una discusión sobre los problemas que deben afrontar hoy las religiosas, desde la crisis de vocaciones a las nuevas propuestas misioneras, de una necesaria e inédita reflexión sobre el ser mujeres y religiosas, a un examen del lugar que ocupan en la vida de la Iglesia. Tenemos la suerte de poder confiar esta nueva columna a una religiosa de amplia cultura y de gran experiencia, sor Nicla Spezzati, que ha sido durante siete años subsecretaria de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.