La sororidad es un concepto que trasciende las barreras culturales, religiosas y geográficas, uniendo a las mujeres en un profundo vínculo de solidaridad y apoyo mutuo. Es un compromiso que en la Iglesia católica se manifiesta intensamente entre las religiosas y monjas y se encuentra en muchas asociaciones humanitarias laicas y en los numerosos grupos de mujeres que ponen sus ideas en común y actúan uniendo fe y conocimiento.
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En este número hablamos de algunas experiencias de sororidad como Diócesis hermanas, la iniciativa conjunta de siete diócesis italianas que tiene como objetivo dar a conocer y compartir el patrimonio de contribuciones religiosas, culturales y sociales de las mujeres. Nos acercamos a la realidad de las Cartujas y las Paulinas que encarnan este espíritu de hermandad desde diferentes perspectivas a través de sus comunidades y promoviendo el bien común.
Las Cartujas, orden monástica fundada por San Bruno de Colonia en el siglo XI, representan una de las formas más rigurosas de vida contemplativa. Lejos de la sociedad, pero no aisladas del mundo, viven en silencio orando por la humanidad y tratando de acercarse cada vez más a Dios. Un modelo de vida austero y dedicado que conforma una hermandad espiritual. Por otra parte, las Paulinas, fundadas por el beato Giacomo Alberione a principios del siglo XX, hacen de la comunicación su principal carisma. Conocidas por su dinamismo, ven los medios de comunicación como un medio para promover la fe y los valores cristianos y demuestran cómo la hermandad también puede expresarse en la acción y en el contacto directo con la sociedad utilizando herramientas modernas para difundir un mensaje eterno.
Milagros diarios
Ciencia, corazón y misión cristiana unen a Médicos con África-CUAMM que en Mozambique apoyan la asociación de mujeres seropositivas Kuplumussana, un ejemplo de cómo la sororidad puede traducirse en acciones concretas de solidaridad y asistencia.
Reflexionamos sobre medicina narrativa, una poderosa herramienta para construir vínculos y promover el entendimiento. Contar las historias de las enfermedades y la recuperación no solo humaniza la relación médico-paciente, sino que crea una red de apoyo que va más allá de la atención física.
En resumen, la sororidad demuestra una fuerza transformadora capaz de obrar milagros diarios. En tiempos y países que todavía marginan a las mujeres y sus voces, esta red de solidaridad femenina es esencial. Significa que la esperanza y el amor por los demás todavía pueden cambiar el mundo.