Catedral de Kampala, Uganda
(Discurso improvisado)
Queridos hermanos sacerdotes,
Queridos religiosos y seminaristas:
Pido perdón por hablar en mi lengua materna pero no sé hablar inglés. Tres cosas les quiero decir. Primero de todo, en el libro del Deuteronomio, Moisés recuerda a su pueblo: ‘No olviden’. Y lo repite durante el libro varias veces: ‘No olvidar’. No olvidar todo lo que Dios hizo por el pueblo. Lo primero que les quiero decir a ustedes es que tengan, que pidan la gracia de la memoria. Como le dije a los jóvenes, por la sangre de los católicos ugandeses está mezclada la sangre de los mártires. ¡No pierdan la memoria de esta semilla! Para que así sigan creciendo. El principal enemigo de la memoria es el olvido, pero no es el más peligroso.
El enemigo más peligroso de la memoria es acostumbrarse a heredar los bienes de los mayores. La Iglesia en Uganda no puede acostumbrarse nunca al recuerdo lejano de los mártires. Mártir significa testigo. La Iglesia en Uganda, para ser fiel a esa memoria, tiene que seguir siendo testigo.No tienen que vivir de renta. Las glorias pasadas fueron el principio, pero ustedes tienen que hacer las glorias futuras.Y ese es el encargo que le da la Iglesia a ustedes: ¡sean testigos!, como fueron testigos los mártires que dieron la vida por el Evangelio.
Para ser testigos, segunda palabra que les quiero decir, es necesaria la fidelidad: fidelidad a la memoria, fidelidad a la propia vocación, fidelidad al celo apostólico. Fidelidad significa seguir el camino de la santidad. Fidelidad significa hacer lo que hicieron los testigos anteriores: ser misionero. Quizás acá en Uganda hay diócesis que tienen muchos sacerdotes y diócesis que tienen pocos; fidelidad significa ofrecerse al obispo para ir a otra diócesis que necesita misioneros. Y esto no es fácil.
Fidelidad significa perseverancia en la vocación. Y acá quiero agradecer de una manera especial el ejemplo de fidelidad que me dieron las hermanas de la Casa de la Misericordia. Fidelidad a los pobres, a los enfermos, a los más necesitados, porque Cristo está allí. Uganda fue regada con sangre de mártires, de testigos. Hoy, es necesario seguir regándola, y para eso: nuevos desafíos, nuevos testimonios, nuevas misiones. Si no, van a perder la gran riqueza que tienen. Y la perla de África terminará guardada en un museo, porque el demonio ataca así, de a poquito. Y estoy hablando no solo para los sacerdotes, también para los religiosos. Pero lo de los sacerdotes lo quise decir de una manera especial, respecto al problema de la misionariedad. Que las diócesis con mucho clero se ofrezcan a las de menos clero. Entonces Uganda va a seguir siendo misionera.
Memoria que significa fidelidad, y fidelidad que solamente es posible con la oración. Si un religioso, una religiosa, un sacerdote deja de rezar o reza poco, porque dice que tiene mucho trabajo, ya empezó a perder la memoria, y ya empezó a perder la fidelidad. Oración que significa también humillación; la humillación de ir con regularidad al confesor a decir los propios pecados. No se puede renguear de las dos piernas. Los religiosos, las religiosas y los sacerdotes no podemos llevar doble vida. Si sos pecador, pecadora, pedí perdón. Pero no mantengas escondido lo que Dios no quiere. No mantengas escondida la falta de fidelidad. No encierres en el armario la memoria.
Memoria, nuevos desafíos, fidelidad a la memoria y oración. La oración siempre empieza con reconocerse pecador. Con esas tres columnas la perla del África seguirá siendo perla y no solo una palabra de diccionario. Que los mártires que dieron fuerza a esta Iglesia los ayuden a seguir adelante en la memoria, en la fidelidad y en la oración. Y por favor, les pido que no se olviden de rezar por mí. ¡Muchas gracias! Ahora los invito a rezar todos juntos un Ave María a la Virgen.
ESPECIAL: Viaje del papa Francisco a Kenia, Uganda y República Centroafricana
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