Cáritas Española ha culminado la celebración de sus 75 años de historia con una audiencia papal. En su andadura, la plataforma social de la Iglesia ha sido y es pionera en rescatar a los descartados, dejando a un lado el asistencialismo de otros tiempos para ejercer de motor en el acompañamiento, la capacitación y la inserción de los más vulnerables.
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Esta credibilidad se refleja en la confianza de donantes, empresas y administraciones públicas, así como en el reconocimiento del tercer sector.
Precisamente, consciente de las macroestructuras empresariales que han contagiado al mundo de las ONG, Francisco lanzó una advertencia a la plataforma eclesial durante su encuentro: “No caigan en el gran negocio de la caridad, donde el 40% de los recursos se destinan a pagar los sueldos de los que trabajan allí”.
Maridaje ejemplar
Afortunadamente, hoy por hoy, la austeridad y transparencia en la gestión de Cáritas Española se traduce en que tan solo el 6,2% de su presupuesto se destina a la administración. Una ejemplaridad posible gracias al maridaje entre la entrega de 73.600 voluntarios y 5.400 trabajadores que han dotado de dignidad a esa atención al pobre, sin remiendos limosneros ni burocracia asfixiante.