No responde a cuotas. Tampoco a golpe de efecto alguno. Pero lo cierto es que por primera vez en la historia de Cáritas Española, la ONG de la Iglesia tiene como secretaria general a una mujer. Natalia Peiro sucede en esta responsabilidad a Sebastián Mora, quien durante dos cuatrienios ha sabido llevar el timón de la principal entidad, amén de las familias, que ha salido al rescate de cuantos se han visto arrollados por una crisis económica que continúa dando sus penúltimos coletazos.
Reforzando su impronta evangélica, Cáritas no se ha quedado anclada en el asistencialismo de urgencia, sino que ha apostado por proyectos de promoción de la dignidad de los últimos a través de la formación y el empleo. Un compromiso que ha supuesto convertirse en voz de denuncia profundamente eclesial ante las injusticias que sufren los más vulnerables, convirtiéndose así en muchas ocasiones en un elemento incómodo para los actores políticos y económicos.
La impronta personal de Peiro se presenta ahora como una oportunidad para visibilizar ese genio femenino que se cuece en el seno de cada Cáritas local y se traduce a través de ella en una mirada y voz de mujer que necesita la Iglesia.