La recepción del magisterio papal no puede compararse con los efectos inmediatos de un anestésico por vía intravenosa. Sin embargo, resulta llamativa la lentitud en la acogida de la exhortación ‘Christus vivit’, casi cuatro años después de su publicación.
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Así lo refleja una investigación del Observatorio Blanquerna de Comunicación, Religión y Cultura de la Universidad Ramon Llull y la Universidad Católica Portuguesa. Casi la mitad de los jóvenes involucrados en pastoral juvenil desconocen el documento y solo uno de cada diez proyectos eclesiales han hecho una adaptación “total” del mismo.
Con estos resultados en la mano, diócesis, congregaciones y demás movimientos han de preguntarse el porqué de este desconocimiento y demora. ¿Desafección ante una propuesta nacida de un Sínodo? ¿Falta de herramientas y de tiempo para traducirlo en un plan catequético actualizado?
Autocrítica
¿Simple comodidad e inercia de carril con los materiales ya conocidos? ¿Apuesta por otras pastorales empaquetadas de importación afectivas y efectivas? Sea por los motivos que sea, la autocrítica resulta más que necesaria si de verdad se quiere contagiar a los jóvenes de hoy que ‘Cristo vive’.
