El sábado 10 de octubre fue elevado a los altares en Asís el italiano Carlo Acutis, que falleció en 2006 a causa de una leucemia fulminante cuando tenía 15 años. Su impronta como evangelizador a través de las nuevas tecnologías hace que muchos le vean ya como un futurible patrón de internet. Entre las virtudes heróicas que se reconocen con su beatificación, se encuetra la capacidad para vivir su fe encarnada en el aquí y ahora.
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Ninguno de los testimonios recogidos para la causa hablan de un chaval inadaptado o un ‘friki’ que viviera al margen de sus compañeros, una caricatura que a veces se dibuja cuando se vincula santidad y juventud. Más bien, todo lo contrario, era deportista, creativo y divertido, como uno más, pero, a la vez, diferente por integrar su ser cristiano en el día a día, un ciberapóstol de la eucaristía y un ejemplo de lucha contra la enfermedad sin que le tacharan de bicho raro.
No está de más que la Iglesia, en especial la pastoral juvenil, se encomiende al nuevo beato para aprender cómo acompañar a los ‘millennials’ haciéndose también ‘millennial’, para que sean otros Carlo Acutis, presencia del Rescitado en medio del mundo y no al margen del él, como uno de tantos.