La Conferencia Española de Religiosos (CONFER) ha afrontado su primera Asamblea General después del obligado parón de la pandemia en la que ha renovado sus cargos, con Jesús Díaz Sariego como presidente de esta plataforma que aglutina a 408 congregaciones con más de 35.500 consagrados.
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El dominico asume las riendas en pleno proyecto para el fortalecimiento y viabilidad de la entidad, después de realizar un profundo diagnóstico que ha implicado no quedarse atrapados por nostalgias ni achantarse ante la debilidad de la vejez europea, para abordar con realismo un proceso de renovación que solo busca ser misión en medio del mundo, en especial en las fronteras educativas, sociales, sanitarias…
Para ello, CONFER ha dado luz verde a ocho desafíos y trece planes de mejora que no se conciben ni mucho menos con una mirada empresarial, pero que toman lo mejor de las metodologías de análisis y proyección de futuro para abonar estos retos con la semilla del Evangelio y dejarlo a macerar en las barricas del Espíritu para dar sabor auténtico a cada una de las iniciativas que se van a poner en marcha.
Ahora bien, CONFER, al igual que la Conferencia Episcopal, no deja de ser una red de apoyo que por sí misma no puede llegar a buen destino ni erigirse como agente dinamizador eclesial, por muchos programas que se aprueben, si no cuenta con un compromiso activo de quienes conforman la base y llevan el timón, en este caso en las órdenes, congregaciones e institutos. Nadie duda de que urge una conversión, también en el liderazgo de la Vida Religiosa y de los obispados.
Ser fiel a una misión
El término sinodal, lejos de ser adjetivo, se erige como sustantivo que habla de comunidad que escucha, comparte y decide frente a la tentación de un autoritarismo o de un encierro nostálgico teñido de ideología, que lleva a una obsesión por preservar las estructuras o la obras por encima de las personas. Sobre todo cuando el carisma verdaderamente se custodia cuando se desborda, en tanto que sabe renovarse para ser fiel a una misión que no entiende de derechos de autor ni de propiedades privadas.
Es tiempo de líderes cooperativos tanto en la persona de los superiores mayores como en cada comunidad para que el prefijo ‘inter’ se integre como raíz: interacción, intercongregacional, intercultural, intervocacional, internacional, intereclesial, intergeneracional… Pero, sobre todo, interior.
Que toda esta apuesta de la Vida Religiosa por abrirse al envío misionero sea fruto de una apertura sincera del corazón a ese Jesús de Nazaret que siempre invita a una profecía que hoy más que nunca habla de misericordia, acogida a la diversidad y diálogo para evangelizar en el mundo de hoy.